Humo, gritos, balas de goma, heridos, autos incendiados, detenidos, deportados y tensión al máximo es el saldo que ha dejado la guerra civil de Donald Trump en Los Ángeles.
Se cumplieron los primeros cuatro días desde que iniciaron las redadas para hacer detenciones y deportaciones de personas cuya situación migratoria, presuntamente, no está en regla. 96 horas en donde la situación ha escalado.
Entre una y otra orden, en la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos hoy se encuentran más de 2 mil integrantes de la Guardia Nacional y 700 integrantes de la U.S. Navy (Armada). Todos con la orden presidencial de accionar a la menor provocación.
Los migrantes, la gran mayoría mexicanos, se han organizado y han protestado contra la política migratoria del presidente Donald Trump. Los Ángeles es el epicentro, pero ciudades como San Francisco e incluso Nueva York han comenzado a alzar la voz.
Las imágenes de fuego, sumadas a las de los integrantes de la Guardia Nacional, con elementos completamente equipados, hacen imaginar un estallido social en donde dos bandos de la sociedad se enfrentan en una guerra civil, sólo para el deleite de un dictador que disfruta con la polarización.
Fotografías de personas con lesiones graves por los impactos de los proyectiles de goma demuestran que al presidente de Estados Unidos, las recomendaciones para el uso de armas no letales simplemente son letra muerta.
En el país de las libertades transmitir en vivo o lanzar consignas frente a los edificios oficiales puede llevarte a la detención o a ser víctima de una bala de goma.
La diplomacia mexicana y los legisladores, junto con los consulados, poco han podido hacer para defender a quienes decidieron migrar. Las recomendaciones son escasas y aparentemente sin mucho impacto: guardar silencio y solicitar el apoyo del consulado.
Ante las escenas de policías sometiendo a personas que están inmóviles, en el suelo y rodeadas por elementos militares, las ‘recomendaciones’ resultan una burla, por decir lo menos.
Y en esta revuelta crece la sospecha de un ‘montaje’ para aumentar la popularidad de un presidente que no está dando resultados a su país.
A la par, se mantiene el amago de imponer impuestos a las remesas, del 3.5 o incluso del 5 por ciento.
Sea como sea, Trump insiste en acabar con quienes sostienen la economía y realizan los trabajos más intensos en la Unión Americana. Busca, a toda costa, dispararse en un pie.
Declaraciones riesgosas
El llamado a la movilización que realizó en días recientes la presidenta Claudia Sheinbaum resultó muy delicado.
Aunque la presidenta hablaba de movilizaciones pacíficas y principalmente en redes sociales, no faltará quienes intenten desvirtuar y descontextualizar el llamado a los connacionales para sumarse a las protestas.
Sucederá en la víspera de la posible reunión entre ambos mandatarios, en Alberta, Canadá.
Ayer, en la mañanera, la propia presidenta reiteró que las protestas deben ser sólo por la vía pacífica, sin embargo, tal como están las cosas esta noche en Estados Unidos, resulta difícil imaginar que en medio de los ánimos encendidos se pueda contener a las masas.
La mecha está prendida, el fuego crece y el bombero es Trump…