Totimehuacan está a un paso de convertirse en el municipio 218 de Puebla.

El proyecto tiene todo el respaldo del gobernador Alejandro Armenta.

La iniciativa ya está en el tablero legislativo y municipal.

Y sí, viene con fuerza.

El planteamiento es claro: San Francisco Totimehuacan ha sido históricamente ignorado por los gobiernos municipales de Puebla capital.

A pesar de contar con más de 50 mil habitantes, identidad cultural milenaria y dinamismo económico propio, siempre ha estado al final de la fila cuando se reparten los recursos.

Es una de las 17 juntas auxiliares que compiten por atención, pero pocas veces logra obtener lo mínimo indispensable.

El gobernador lo llama un acto de justicia histórica.

Y lo cierto es que no está lejos de serlo.

Totimehuacan tiene historia prehispánica, tierra fértil, tejido comunitario sólido y hasta vocación turística.

Y a pesar de eso, durante años ha sido tratado como un patio trasero.

Sin acceso directo a recursos, sin autonomía política real, sin representación proporcional.

Pero eso podría cambiar.

El nuevo municipio implicaría beneficios inmediatos: administración directa, obras focalizadas, atención sin intermediarios y voz propia en los espacios de decisión.

La capital no pierde; gana en gobernabilidad y en reconocimiento de su complejidad territorial.

A fin de cuentas, una ciudad no se construye imponiendo centralismo, sino reconociendo la diversidad que la habita.

Alzan la mano

Pero como toda decisión política, esta tiene efectos secundarios.

Y uno de ellos ya se hizo presente: si Totimehuacan puede ser municipio, ¿por qué otras juntas auxiliares no?

Y ahí aparece Atencingo.

Lejos de la capital, en la mixteca poblana, Atencingo —perteneciente al municipio de Chietla— también quiere lo suyo.

No es nuevo: desde hace años han buscado convertirse en municipio.

La diferencia es que ahora ven la oportunidad real.

Si Totimehuacan va en serio, Atencingo no piensa quedarse atrás.

Y ojo: no es capricho.

Atencingo no solo tiene más población que la cabecera municipal, también tiene mayor actividad económica, mayor extensión territorial y un entramado social organizado.

Es una comunidad que gira en torno al ingenio azucarero, con historia laboral y social propia, que durante décadas ha funcionado como un centro regional sin ser reconocido como tal.

Nos informaron que los atencinguenses ya se están organizando nuevamente.

Incluso ya preparan una ofensiva jurídica para retomar su solicitud, y también una estrategia de presión social.

Reuniones vecinales, llamados a representantes locales y hasta contactos con actores políticos de la región ya están en curso.

No buscan pleito, pero sí reconocimiento.

Y como en todo movimiento territorial, el orden legal irá acompañado del ruido de la presión social.

Por ahora, el municipio 218 está en puerta.

¿Es el principio de una nueva geografía política en Puebla?

Tiempo al tiempo.