La fiesta de La Candelaria se celebra, según el santoral católico, el 2 de febrero, en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén. Además, el Día de La Candelaria, celebración que se fusionó con la de la fe católica y los ritos prehispánicos, tuvo su origen en la isla de Tenerife, en España, y venera a la Virgen de La Candelaria, donde tiene una basílica.

Por ello, en México, este día se lleva a bendecir al Niño Jesús, una vez que ha sido vestido por el padrino, sin embargo, este año por motivo de la pandemia de Covid-19 se vieron muy pocas familias vistiendo a sus niños y presentándolos en los templos, debido a la contingencia sanitaria.

Este año las figuras religiosas están vestidas como profesionales de la salud, un recordatorio de la lucha contra el Coronavirus, donde los ciudadanos piden el fin de ésta. Los accesorios con los que cuenta el Niño Doctor van desde su maletín hasta su estetoscopio.

Luis Ángel, encargado del negocio "La Estrella” desde hace más de 20 años, mencionó que el más vendido ha sido el Niño Doctor, seguido del Niño Enfermero.

Señaló que pese a la pandemia la gente sigue buscando un trajecito para su Niño Dios, por lo que mantiene los precios dependiendo de la talla entre los 100 a 500 pesos.

Doña María Polvo Rosales, quien vistió a su Niño Dios de San Valentín, debido a que ya no encontró vestuario de doctor, pidió que se termine esta pandemia y lamentó que las iglesias no den este año misas para presentar a sus niños, pues dijo sólo les pidieron acudir por la bendición.

A su vez, Adalí Ávila, señaló que su familia se ha encargado desde hace más de 50 años a la venta y reconstrucción de los niños, por lo que desde los abuelos hasta los hijos ayudan en encontrar el mejor traje.

Para la familia Ávila Vázquez de Santa Ana Chiautempan este año sí disminuyó la venta de los trajecitos, debido a que las autoridades no les dejaron colocarse en el Centro Histórico por la pandemia, lugar en el que todos los años ofrecían su producto.

Desde que no nos dejaron establecer, pues disminuyeron nuestras ganancias hasta un 50 por ciento o hasta menos; mi tía que inició todo esto ya falleció y ahora mis hijos me ayudan”, sentenció.

Mientras tanto, su hermano, Felipe Ávila, se dedica a la restauración de los Niños Dios, con la finalidad de llevar a casa más recursos, pues indicó que por necesidad entró en el oficio cuando en su comunidad no contaba con un restaurador.

Felipe ha restaurado, pintado y realizado piezas desde más de un metro hasta los pequeños que se encuentran dentro de la rosca.

Para mí una verdadera restauración es ocupar la mayor cantidad de materiales posibles para rescatar todo lo que se pueda del bebé, me han visitado desde San Bartolo y Cuaxomulco para restaurar piezas de sus templos”, externó.