Amigos de Contragolpe, qué gusto saludarlos una semana más en este su espacio deportivo semanal.

El título de esta ocasión habla por sí solo, llega una fecha que marcó un antes y un después en el fútbol sudamericano y sobre todo, en la humilde comunidad de Chapecó en Brasil.

Por estas fechas en el ya lejano 2016, el Chapecoense daba una de las mayores sorpresas en la historia de la Copa Sudamericana al llegar hasta la gran final contra todo pronóstico.

Al más puro estilo de la Cenicienta, un conjunto cuya plantilla no llegaba ni a los 3 millones de dólares buscaba escribir un capítulo único en el Torneo e igualar lo conseguido por Cienciano de Perú en 2004, Pachuca en 2006 e Independiente del Valle en 2022.

Sin embargo, cuando la ilusión de todo un pueblo estaba con ellos, llegó aquel fatídico día. El 29 de noviembre de 2016 es considerado como uno de los días más tristes del fútbol moderno, el viaje que llevaba a 77 tripulantes no llegó a destino y el resto de la historia ya es por más conocida y bastante dolorosa.

Hubo final, pero no partido, hubo cánticos y también llanto, hubo un montón de sentimientos encontrados aquel 30 de noviembre en lo que fue el último juego de los llamados eternos campeones.

En un acto de deportivismo, Atlético Nacional renunció a jugar la final y solicitó a Conmebol darle el título al Chape, hecho que fue aceptado y confirmado, el cuadro verde después de todo cumplió su máximo sueño.

Han pasado los años, pero el fútbol no olvida a los 71, a quienes el destino les jugó una mala pasada pero también escribió una historia para los libros donde sus nombres siempre quedarán grabados en la historia de Chapeco.

Como si se tratara de una energía extra, hace unos días Chapecoense estuvo a nada de irse a la Serie C (Tercera División), no obstante, salvó la categoría con algo parecido a un milagro.

La estrella que borda en el pecho el Chapecoense sin duda llevará consigo una historia que más allá del desenlace cumple con su humilde historia con gallardía, amor al pueblo y alegría en su entorno.

Para Sempre Lebrados (Por siempre recordados).

¡Dale, dale, Chape!

Porque los récords se hicieron para romperse.

Nos leemos en la próxima.

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