Así como en Puebla chiapanecos dejaron un caos en seguridad pública, los tabasqueños están dejando mal parada a la entidad chocolatera en la Cuarta Transformación. El presidente se ha rodeado de coterráneos, más de una docena de carteras claves tienen titulares chipilines, y varios bastante ineficaces.

Romero Oropeza, con Pemex y el desastre de intentar rescatar su entidad con Dos Bocas y una industria petrolera que ya nunca será. Juan Antonio Ferrer y el INSABI sustituyendo al Seguro Popular; desencadenando una crisis de desabasto de medicinas que se podía anticipar viendo la nula capacidad del exdelegado de Antropología e Historia al intentar desbaratar el oligopolio de distribuidoras médicas.

Un caso especial de falta de capacidad, con todo el respaldo presidencial, es Javier May Rodríguez. Secretario de Bienestar Federal con buques insignes 4T: Pensiones y Sembrando Vida.

El programa-respuesta de esta administración para agricultura, cambio climático, marginación rural, crisis centroamericana y hasta tema ante la ONU, comenzó antier su Segunda Jornada Nacional de Siembra y su naufragio se vislumbra.

Árbol que crece torcido

La carambola del año pasado de Sembrado Vida escoció al primer círculo del país.

Comenzó con la renuncia de Hugo Chávez Ayala, agrónomo por el Tecnológico de Monterrey y Coordinador de Sembrado Vida hasta su dimisión por diferencias con May, Subsecretario de Bienestar en ese momento, y quien administraba el programa de manera política.

Chávez Ayala, consentido de la entonces Titular de Bienestar Ma. Luisa Albores y visitante asiduo de Puebla y su Sierra Norte, regresó con quien lo había recomendado al puesto, José Ramón López Obrador.

Teapa y Tacotalpa volvieron a ser su lugar de trabajo al regresar a Chocolate Rocío, el proyecto chocolatero de los hijos del presidente y la Paria. Paria no por referirnos despectivamente a la exnovia de Andrés Manuel Jr., la Miss Universo Irene Esser, pero por el homónimo imperio chocolatero de su familia en Sucre, Venezuela e inspiración de negocio.

Albores cuestionó la capacidad de May, apenas pudo sembrar el 14% de lo planeado, y abrogó sus facultades. Este presentó su renuncia, misma que no aceptó el presidente.

Para septiembre, en la reunión más incómoda del sexenio, se dieron los enroques con AMLO de testigo. Víctor Manuel Toledo de Medio Ambiente presentaba su renuncia, ante la filtración de un audio con duras críticas a la 4T, y llegaba Albores. A la vez subía Javier May como flamante secretario de Bienestar.

Este año se esperaba haber superado la curva de aprendizaje. Ya estaría en pleno funcionamiento el vivero más grande de Latinoamérica, el Vivero Forestal Militar de Tapachula en la 36ª Zona Militar en Chiapas.

Sin embargo, la fiesta se les aguó desde marzo con un reportero de Bloomberg en la mañanera presidencial, quien planteaba la pérdida de casi 73 mil hectáreas de selvas y bosques para acceder al programa.

Argumentando que ya no había selvas para empezar, el tema fue desechado por el presidente. El mismo reporte es el inicio del video de relaciones públicas Sembrando Vida reforesta, no deforesta, lanzado horas antes de la 2da Jornada Nacional de Siembra con sus 400 millones de plantas meta.

Con un presupuesto de $28 mil millones de pesos, apoyos mensuales de $5 mil, y metas de atender a 430 mil sembradores con 1,100 millones de plantas este año, se pensaría que la narrativa se daría sola, pero Sembrando Vida es un artificio.

Así como no es ni de cerca el programa de reforestación más grande del mundo (Gran Muralla Verde, Reto Bonn, Plantemos por el Planeta, entre otros), tampoco existirán mejoras en ingresos o metas medioambientales. Los fines técnicos-productivos no son compatibles con programas clientelares basados en incentivos perversos donde el medio ambiente y los campesinos pierden ante unos desordenados tabasqueños.