Si por definición hacer un “esfuerzo serio e interesante” significa construir una candidatura en 2018 y competir por la gubernatura bajo las siglas del Partido Acción Nacional, Eduardo Rivera Pérez, el exedil de la capital entre 2011 y 2014, parece haber dado los primeros pasos en esa dirección, como se ha podido observar en los últimos días.

No solo por la metralla mediática a la que ha sido sometido en los últimos meses y que intensificó desde hace unos días, sino por las alianzas que con el paso de los días ha consolidado en el ámbito nacional.

No es un secreto que en el pasado debió intervenir directamente el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para disolver la celada que sus aún correligionarios en Puebla le habían tendido, apenas había abandonado el palacio municipal, donde despachó luego de hacer campaña con Rafael Moreno Valle, el jefe de la pandilla pendenciera.

Con Osorio Chong surgió una sólida relación política luego de una disonancia hecha pública en los micrófonos de Grupo Tribuna, allá en 2013, cuando como presidente de la Asociación Nacional de Alcaldes, Rivera Pérez abandonó una reunión con el recién estrenado inquilino de la vieja casona de Bucareli, por una descortesía política.

El equipo del hidalguense tejió fino tras el malentendido y la relación fluyó con el paso de los meses. Políticos ambos, dejaron a un lado sus diferencias y establecieron acuerdos que prosperaron, hasta el día en que el exedil necesitó de la mano poderosa de Osorio Chong para abrir una puerta de salida a la trampa colocada por el exgobernador.

La página de ese capítulo de la historia cerró cuando parcialmente liberaron cuentas públicas y detuvieron la cacería para la que ya estaban prestos los mastines de Víctor Carrancá Bourget, el Fiscal General, a quien en el círculo cercano del nuevo mandatario no lo pueden ver por la mala fama que cobró en los últimos años.

Rivera Pérez, en efecto, sostuvo este fin de semana una reunión privada con Margarita Zavala Gómez del Campo, la aspirante a la candidatura presidencial del PAN más aventajada en todas las mediciones de opinión, así como con el rector de la Universidad de las Américas Puebla, Luis Ernesto Derbez, el panista que fue canciller con Vicente Fox Quesada en 2000.

Hubo en ese encuentro un debate sobre las condiciones sociopolíticas en el país, el papel que ha jugado el presidente Enrique Peña Nieto, las nuevas circunstancias geopolíticas con la irrupción de las figuras antisistema como Donald Trump en Estados Unidos y la oportunidad que tiene Acción Nacional para competir en 2018.

Desde luego no estuvieron ausentes en ese análisis los competidores por la nominación en el PAN: Ricardo Anaya, Moreno Valle y Ruffo Appel. La ruta que deberá seguir ese partido en estados como Puebla, en donde claramente se pretende llevar a la candidatura a la esposa del exmandatario, Martha Erika Alonso, secretaria general en Acción Nacional.

Hubo más coincidencias que diferencias, narró directamente a este columnista uno de los actores en esa mesa en algún lugar de Polanco, en la Ciudad de México.

Eduardo Rivera salió de ese lugar con el compromiso de hacer “un esfuerzo serio e interesante”.

A juzgar por los ríos de tinta de los últimos días, ya se ve a dónde apunta ese esfuerzo. El tiempo despejará cualquier duda, una vez que el choque de los grupos de poder se haya producido y los cronistas hayan contabilizado los muertos de ese nuevo capítulo.