Fue en una noche tormentosa. En la 2 Norte y 18 Oriente existía un árbol frondoso y gigante, hasta que un relámpago lo derribó por completo; para no desaprovechar la madera, el sacerdote de la iglesia de San José mandó con un artesano a tallar la figura de Jesús, representándolo en una de las tres caídas del viacrucis.

Más hábil que Pepe "El Toro", el carpintero entregó una imagen piadosa y compasiva venerada en Santa Mónica, frente al antiguo hospital de San Juan de Dios, que funcionara también como una prisión y que se llamó Señor de las Maravillas.

Cuenta la leyenda que día con día una mujer visitaba a su esposo recluido en la penitenciaría de San Juan de Dios; le llevaba alimentos y, por supuesto tabaco. Durante una de esas idas conoció a un hombre a quien nadie visitaba.

Ella sintió una profunda lástima por él e, inducida por la caridad, también le llevó un taco (sin que su esposo se enterara). Esa lástima se convirtió en amistad, misma que continuó a pesar de que el marido ya había salido del reclusorio; sin embargo, la descubrió y hasta dudó de su fidelidad, por lo que tomó un cuchillo y fue sorprendida justo cuando salía con la canasta de comida. Le preguntó sobre el contenido y lo primero que dijo fue "flores para el Señor de las Maravillas", pero no le creyó.

Celoso le arrebató la canasta y ambos vieron que efectivamente eran flores moradas llamadas "maravillas". La mujer le confesó la verdad del milagro y fueron a visitar al prisionero, pero de acuerdo con los gendarmes nadie ocupaba esa celda.

Albañiles, profesores, taxistas, operadores, chaluperas, chefs, zoilas, mujeres de alcurnia y del pueblo; todo, todo mundo ‚Äîya sean turistas o poblanos‚Äî acuden a él.

El Señor de las Maravillas, o el Señor del Rayo, es junto con Jesús Nazareno la imagen más recurrida; tan sólo basta observar la desmedida fe y esperanza de cientos de personas que lo visitan todos los días, y más ahora que estrena un nuevo ropaje.

Si lo necesita, visítelo, háblele, dialogue, enciéndale una vela y déjesela. Más allá del choro kalimanezco (metafísico) donde "la mente lo domina todo", crea en él.

Los testimonios

Unos acarician con sus manos el cristal que lo protege, otros se tallan velas de pies a cabeza para prenderlas y dejarlas a un costado de esta imagen, pero la mayoría ‚Äîhincados o de pie‚Äî le oran, le platican, le lloran; estos son algunos de miles de favores concedidos por el Señor del Rayo que siempre está presto a tus palabras.

"Que sane a mijo"

Su nombre es Roberto Flores, padre de diez hijos; de una semana para acá, el menor de 22 años comenzó a debilitarse física, motriz y mentalmente, tanto que le cuesta caminar. Mecánico por herencia, el hombre de 55 años pasó en piernas, brazos, cabeza y ojos una vela al menor de la familia, misma que dejó en el templo.

"Cuando te vez en situaciones extremas recurres a él, pero cuando estás bien ni te acuerdas. Yo pertenezco a AA, además de la bebida me drogaba; ferviente al Señor de las Maravillas no era, pero en una de esas me metí aquí (convento de Santa Mónica) y le supliqué ayuda. No fue inmediata, pero llegó. Ahora vengo por mijo".

"Obtuve mi beca"

Ella llegó sola, algo tímida ante tanta gente que lo rodeaba, trazó una cruz en la urna del Señor del Rayo. No estuvo mucho tiempo, habló discretamente con él; después de tomar el fuego de otras velas la colocó con las demás. Verónica Torres sostuvo que su familia ya no puede costear sus estudios universitarios y casi los abandona.

"Alumna ejemplar no soy, pero me defiendo; yo quería la completa, pero no era la única, habíamos muchas, obtuve media beca. Tanto como estar en misa cada ocho días, no, pero cuando puedo me escapo a verlo; le platiqué lo que quería y no me desamparó."

‚ĶSólo hay una

Tres de un tiro. Con los ojos húmedos, doña Pancha confesó haber venido hace 20 años a pedirle ayuda para salir bien de su embarazo. Favor concedido, pero una vez que su hijo se fue a los Estados Unidos a trabajar, se enteró que andaba por mal camino.

"Nuevamente vuelvo a molestarlo para que lo proteja, y más de la crueldad de la Migra."

Felipa García, la segunda de izquierda a derecha, oró por su fonda: "debo tres meses de renta, una franquicia se instaló frente a mi y me dejó sin clientes, ni las moscas se paran; soy viuda, es más, dejé el negocio para venirle a pedir su bendición".

Alicia Sotero destacó entre ellas. Bien peinada, maquillada y vestida se negó a dar detalles precisos; dijo haber rezado un "Padre Nuestro" para que su hijo (el mayor) recapacite y se case: "le llegó un muy buen partido, pero no sienta cabeza".

"Protégelo señor"

A primera vista es un gentío, pero mientras unos oran, otros tocan la urna del Señor de las Maravillas. Esta es la historia de Mateo y su tío Enrique: "hace dos años metieron a mi hermano al bote por un fraude que no cometió. Su esposa se olvidó de él y de su chavo; él es mi sobrino, venimos a darle las gracias al señor por proteger a mi carnal. Le pedimos que lo ayude a que salga pronto".

VERDAD O ILUSI?ìN

Se cuenta que las monjas de Santa Mónica se percataron de un hecho increíble. El Señor de las Maravillas venía acompañado de dos soldados romanos en actitud de golpearlo.

A altas horas de la noche escuchaban latigazos y quejidos; asustadas cerraban sus puertas, hasta que una de ellas se armó de valor y fue a verificar lo que sucedía. Se quedó muda al observar que los sayones romanos cobraban vida y agarraban a chicotazos al Señor de las Maravillas; el rumor se corrió como pólvora y la gente los incendió.

DE LA CASA

?âl sólo le pide cinco minutos diarios de oración. Si no puede ir al templo, ore en el baño, antes de dormir, en el cafre, camino a casa, en el parque, pero hágalo:

"Padre, buenos días...

qué te vengo a pedir si sabes lo que necesito,

qué te vengo a contar si sabes cómo soy.

No te olvides de mí,

tu ponme a donde estás y papas que yo me meneo".

Miguel García