Era un laboratorio peligroso para hacer pruebas, pero Tito Vilanova se atrevió. Mezcló a Montoya con Thiago y Tello y, lo más importante de todo, prescindió de Messi y Dani Alves para llevarlo a cabo. 

Y ni siquiera podía contar con Iniesta, Jordi Alba y Alexis. Un mejunje cuestionable al que Cesc, Thiago y Xavi rápidamente dieron una respuesta favorable. Controlaron el ritmo del partido en la primera mitad y en la segunda, con los cambios, remató una faena triunfal a la que Villa puso la guinda perfecta.

Muy replegado, el Getafe dejó tocar al Barcelona de inicio casi hasta tres cuartos de campo. Pareció sorprender incluso al planteamiento de los azulones la ausencia de Messi. El argentino es un imán para los rivales y, ante la constante movilidad de los culés, a los locales les costaba decidir a quién perseguir. 

No solo faltaba Messi, también Iniesta, pero no lo notó el triángulo ofensivo sobre el que gira el juego del Barcelona. Xavi hizo de director, Thiago sorprendió con su frescura en su primer partido de la temporada y Cesc demostró que más adelantado se encuentra más cómodo. Los tres tomaron el mando y la posesión de balón, en parte por la pasividad local, superó en ocasiones el 80 por cierto.

No perjudicó al Barcelona la ausencia de Messi en la circulación del balón, pero sí en el cambio de ritmo final y en la búsqueda de espacios. Solo Tello, a un gran pase de Cesc, y Thiago, en dos ocasiones, asustaron a Moyá. No encontraba el Barcelona a sus extremos con facilidad, con un Tello pasado de revoluciones y un Pedro sin presencia. 

Tuvo que ser Adriano, como ante el Valencia, quien se pusiera el traje de goleador para romper el partido. La acción la generó de nuevo Cesc en un contragolpe. Se quitó de encima a varios rivales y el balón le cayó al brasileño que, en posición de ‘nueve’, definió ante Moyá.

Se desperezó entonces el Getafe y tuvo algo más el balón, pero su línea de tres mediapuntas no terminó de conectar con Colunga primero y Álvaro después. 

La única inquietud para Valdés fueron dos faltas sacadas por Pedro León. Eso sí, una mano de Puyol debió ser señalada como penalti, igual que antes un agarrón de Lopo sobre Cesc. 

El Getafe pisaba más el campo contrario y el Barcelona encontraba más espacios cuando triangulaba. Puyol dio el susto con su enésima lesión y luego entró Messi, que sentenció el asunto. Primero transformando un claro penalti de Alexis sobre Pedro y después embocando un centro de Montoya. 

Un autogol de Mascherano precedió al tanto de Villa, otra vez a pase de Cesc, que redondeó la fiesta azulgrana en el Coliseum. Doce de doce.