Con un evidente deterioro por el paso del tiempo, la humedad y la falta de mantenimiento se muestran en tres retablos de la vida de Jesús y de la Virgen de la Soledad, que datan del siglo XVII y que pertenecen a la iglesia de San Francisco de Asís en Chietla, los cuales requieren de una urgente restauración para evitar la pérdida irreparable de este patrimonio cultural.

El párroco de la iglesia, Jesús Vázquez Arana, expuso las pésimas condiciones en las que se encuentran tres obras de arte religioso que están a punto de perderse, por lo que lanzó el llamado a las autoridades de gobierno, eclesiásticas e incluso a alguna asociación civil para que se apruebe un proyecto para su restauración.

“Es lamentable que estos retablos estén muy deteriorados. Estas obras forman parte de nuestro patrimonio cultural y es urgente llevar a cabo acciones para que especialistas del INAH logren rescatarlas”, manifestó el clérigo luego de referir que la intensión de un retablo es la invitación a la oración para elevarse a un encuentro con Dios; el adorno y el decorado es parte de esta comunión.

A través de las imágenes captadas por Intolerancia Diario, a la imagen de la Soledad (una de las principales del retablo), por lo delicado del daño, se le tuvo que colocar fuera del sitio donde estaba, con la intensión de que no continúe dañándose más. La madera está apolillada y la humedad es uno de los factores que afectan en gran medida a estos retablos.

A decir de Vázquez Arana, es necesario que especialistas en el tema realicen una evaluación del estado en el que se encuentran los tres retablos, el contenido histórico y místico, así como el autor de las obras, ya que se desconoce quién las pintó.

Es importante destacar que la iglesia de San Francisco de Asís es una de las más importantes en la región de la Mixteca; además, no existe un catálogo que informe de las obras de arte que se ubican al interior de la parroquia. Peor aún, los feligreses exponen que no existe vigilancia que cuide del arte sacro que existe en la iglesia, por lo que también piden el apoyo de las autoridades para que se pueda conseguir un proyecto que rescate estos tres retablos.

Breve historia de los retablos

Durante la Edad Media, la construcción de los retablos estaba dirigida por los gremios y cofradías, de aprendices, maestros y oficiales. Fue a partir del siglo XVII cuando surgieron las Academias de las Artes y se abolió el carácter obligatorio de pertenecer a un gremio para poder ejercer una actividad; no obstante, en la creación de los primeros retablos no se contaba con la colaboración simultánea de las distintas agrupaciones gremiales, pues se trataba simplemente de pequeñas obras, tallas, tablas policromadas encargadas a un artista, pintor o tallista.

Según el especialista Antonio Caballero —en el portal de Internet “El restaurador”—, la realización de un retablo va complicándose en un proceso estético y técnico, donde actúan muchos artistas de manera coordinada, especialmente en los concebidos a partir del siglo XVI. Muchos de los retablos realizados en el primer tercio del siglo XVII fueron ejecutados por tallistas y escultores de la importancia de los talleres de Martínez Montañés y Gregorio Fernández, entre otros, lo que originó asociaciones y también grandes rivalidades entre los artistas de la época.

“Según avanza el siglo XVII, los retablos se fueron haciendo más complicados, reduciendo progresivamente su iconografía y aumentando los elementos arquitectónicos y decorativos. 

”Los artistas dispusieron de mayor libertad para combinar elementos arquitectónicos, decorativos, pictóricos y escultóricos. Aparecieron así los retablos de pocas escenas o escena única, donde todos los elementos decorativos se disponen alrededor de la talla o lienzo principal. Posteriormente, surgieron los retablos baldoquinos, los retablos relicarios y los retablos camarín, con incorporación de elementos arquitectónicos nuevos como columnas salomónicas y los estípites.

”A finales del siglo XVII surgió un nuevo motivo en el culto, la exaltación de la Eucaristía, y esto originó el tipo de retablo eucarístico. Los retablos siguieron avanzando en dimensiones, ascendieron hasta las bóvedas, legando a crear auténticos espacios teatrales de complicada escenografita.

”En el siglo XVIII, los retablos fueron disminuyendo en su decoración y policromía, aparecieron las rocallas como principal elemento ornamental del rococó.

”La realización de un retablo suponía una gran inversión económica, muchos de ellos se construyeron con la implicación de la iglesia, la sociedad y organismos públicos. Esto revela la enorme importancia que tenía para la sociedad del momento”, cita Antonio Caballero en su artículo.

Aspectos a considerar

Según el especialista Antonio Cabellero, entre las causas del deterioro de un retablo, es su condición medioambiental, la madera es la materia principal de la obra y actúa como soporte general. Está constituida principalmente por celulosa que, a temperatura ordinaria, es inalterable en el aire seco, pero en el húmedo o en contacto con el agua se descompone, cambiando su color, pudriéndose y perdiendo sus propiedades resistentes.

Las condiciones ambientales son muy difíciles de cambiar pero sí son posibles de variar y mejorar. Relacionado directamente con las condiciones ambientales, aparecen organismos vivos que sí son nocivos y deterioran los retablos, como los insectos xilófagos; no obstante, si la plaga es de insectos cerámbicos, anóbidos o líctidos, la solución es más o menos viable, pero si el insecto es la termita habrá que terminar con el termitero que se encuentra fuera del retablo.