“¿Pido demasiado?”, preguntó el niño Gerson Peñaloza, tras 120 horas de haberse manifestado en el edificio Casa Aguayo, sede de la Secretaría de Gobierno estatal (SGG), sin recibir respuesta a la solicitud de apoyo para su madre, que es custodia del penal de Zacapoaxtla.

Solamente ha recibido una leve esperanza de que su mamá reciba mejor trato laboral o apoyo, luego de ser contactado para una cita en la que tocarán el tema más a fondo apenas este martes 6 de mayo, pero no le dieron ni hora de la cita.

El jovencito, de escasos 14 años de edad, “desnudó” las carencias y explotaciones con las que trabajan custodios de penales de Puebla, quienes laboran hasta 12 horas diarias sin ninguna compensación.

Su madre, Felicitas, por ejemplo, fue trasladada para que trabajara hasta el penal de Zacapoaxtla, sin apoyos de estancia o viáticos, por lo que tiene que dormir en un parque bajo una humilde tienda de campaña.

Su primera manifestación fue el pasado miércoles 30 de abril, cuando pidió a las autoridades de la SGG y de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal un mejor trato para su progenitora.

Ahí advirtió que si sus peticiones no eran atendidas regresaría a las 48 horas, cosa que hizo el viernes pasado, donde anunció que dejaría la escuela, aunque finalmente les dio el plazo de una semana más, si no tendría que trabajar para ayudar a su madre.

Nuevamente, el viernes 2 de mayo se paró en las puertas de Casa Aguayo para gritar sus solicitudes y que fueran escuchadas por el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, sobre todo.

En su texto escrito a mano, pidió al mandatario estatal apoyo, al tiempo de preguntar: “¿Pido demasiado? ¿Lo que pido está fuera de la ley? ¿O de plano es pura venganza del secretario de Seguridad Pública (Facundo Rosas Rosas)?

”Mi madre es Felicitas Galicia Hernández, aún sigue siendo sometida a un régimen de trabajo fuera de la ley, ¿será que el secretario de Seguridad Pública no la conoce? ¿O la ocupa para beneficio propio?”, dijo.

Posteriormente, enumeró una serie de artículos de la Constitución Mexicana: 1, 4, 5, 6, 8, 9, 11, 12, 13, 16, 17, 21, 108 y 120, los que ha estudiado desde que su mamá fue trasladada a la Sierra Norte de Puebla, para protegerla legalmente.

“No es necesario que sea un erudito o maestro en leyes para comprender esto, están claros estos artículos de nuestra ley suprema, no me opongo a que mi madre sea enviada a trabajar a cualquier municipio poblano, pues está capacitada para eso.

”Pero con 3 mil 905 pesos quincenales no alcanza para estar pagando pasajes, transporte, alojamiento y alimentación”.

Y recordó que su progenitora trabaja 12 horas diarias, de 7 a 19 horas, de lunes a viernes, e inclusive trabajó el 1 de mayo, que debería ser de asueto.

“Hoy en la mañana que vine (viernes 2 de mayo) me dicen que como son días festivos tal vez me den solución hasta el día martes o miércoles o cualquier día de la semana. Quiero que quede claro que mi actuar no es un berrinche ¿acaso es difícil lo que pido?

”Señor Facundo Rosas, sea sensible, una dama no puede seguir en esas condiciones de vida, nos extraña, la extrañamos, la queremos y nos quiere, nos necesita y la necesitamos, ella llora y nosotros también, nos está dañando drásticamente, no queremos crecer con ese trauma, queremos seguir su buen ejemplo”. 

Finalmente, en su texto pidió al gobernador Moreno valle para que intervenga en su ayuda.

Día del Niño
Justamente el 30 de abril, Día del Niño, Gerson realizó su primera protesta armado con un altavoz inservible, una vieja Constitución mexicana, mucho valor y acompañado de su hermano Cristián Peñaloza García, de 15 años.

Su mamá, Lucía Felicitas Galicia Hernández, trabaja desde hace nueve años en la Secretaría de Seguridad Pública Estatal como oficial custodio, pero hace mes y medio fue reasignada a dicho municipio serrano

Ahora sus poco menos de 4 mil pesos quincenales no le alcanzan, ya que por su estadía y traslados se llega a gastar hasta 3 mil mensuales con un horario de 7 a 19 horas, por lo que prefirió dormir en un parque arropada solo de una humilde tienda de campaña y no comer para tener más dinero.

Esta situación hizo que Gerson y Cristián llegaran, desesperados, de su casa en Arboledas de Loma Bella a Casa Aguayo para advertir que tendrán que dejar la escuela, apenas en secundaria, para ayudar a su madre, si sus plegarias no son escuchadas.

Gerson llegó al recinto vestido con su mejor traje, con chaleco gris brilloso a rayas, camisa del mismo color pero más tenue y corbata negra; con nervios visibles tomó su libreta, donde estaba plasmado el discurso que escribió a mano durante cuatro días.

Antes de iniciar su protesta, fue abordado constantemente por personal de la SGG, quienes trataban de convencerlo de entrar al recinto, pero él —muy determinado— les respondía: “Con mucho gusto, pero primero me manifiesto, porque es mi derecho de manifestación pacífica”.

El altavoz fue tomado por su hermano, pero a medio discurso les falló, acrecentando aún más los nervios de Gerson.

Sin embargo, este fallo no le importó y continuó leyendo a gritos, como tratando que el gobernador Rafael Moreno Valle lo escuchara, como buscando que su voz la oyera su misma mamá en Zacapoaxtla.

Fueron tan fuertes sus palabras, que en medio de su plegaria soltó en llanto, cimbrando no solo sus propios sentimientos sino de la docena de reporteros y curiosos que lo escuchaban atentos a las puertas de Casa Aguayo.

“Mi madre ha optado por dormir en los parques, dentro de una casa de campaña, para así traernos un poco más de dinero, esta situación la pone en un riesgo extremo con grandes peligros”, dijo enfático entre lágrimas, pero con determinación.

De su cabello cortado al estilo militar resbalaban pequeñas gotas de sudor y resaltaban sus venas en las sienes de su endurecido rostro que demostraban el ímpetu con que enfatizaba cada una de sus palabras.

Conmovió no solo por enfrentar a las autoridades que, consternadas, le preguntaban el porqué de su protesta, sino por enfrentar con temple su problema y no quedarse callado ante la opresión que —aseguró— sufre su madre.

También con ese mismo temple, venció sus notorios nervios ante la decena de reporteros que lo abordaron como si se tratara de un político o cualquier personalidad. Nada le importó, solo poder ayudar a su madre.

“Tristemente, he notado que mi mamá está siendo sometida a un régimen laboral inhumano, riguroso y, lo peor, sin la justa retribución, pues está trabajando en una prisión de lunes a viernes hasta 12 horas diarias”, explicó en entrevista.

“Y aquí, en la Constitución mexicana (dijo al mostrar su libro que llevaba en mano) dice que eso es ilegal”, señaló al comentar que estuvo estudiando las leyes en materia laboral para comprobar cómo el gobierno de Puebla estaba violando el reglamento de la Ley Federal del Trabajo.

“Lo peor del caso es que ella está pasando por una situación terrible en lo moral, económico, social y psicológico. No soy doctor ni economista, pero sé que ella está pasando esto, junto con mi hermano y yo.

”El gobernador tiene la obligación de escucharnos, él hizo una protesta a respetar la Carta Magna. Espero que el gobernador nos escuche”.