La transformación del IFE en INE no representa sólo el cambio de una letra de sus siglas, sino el avance en la vida democrática del país, coincidieron Lorenzo Córdova y José Woldenberg.

Al participar en un diálogo público sobre el impacto y los alcances de la reciente reforma electoral, Córdova Vianello comento que el INE heredó lo mejor del IFE, no sólo su servicio profesional sino una serie de atribuciones que fueron configurando a la autoridad electoral.

El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) advirtió que la única atribución que no retomó esta institución es la resolución de los procedimientos especiales sancionadores, pues ahora sólo los indaga.

Para la resolución de dichos procedimiento, explicó, se creó una sala especial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), lo que despresuriza al Consejo General del INE.

Aunque el país no está en condiciones de tener conflictos electorales, aseveró, el gran desafío del INE es hacer que esta reforma funcione, y si eso se logra podría exorcizarse la necesidad de una nueva reforma electoral.

La reforma encomendó al INE 74 nuevas atribuciones, de las que 53 son de carácter nacional, porque es una institución que crece y realiza funciones que no hace ninguna otra autoridad electoral en el mundo, como gestionar el acceso de los partidos a la radio y la televisión, añadió.

El avance que significa la transformación del instituto dependerá mucho de “cómo interpretemos la reforma, pues si lo hacemos en una lógica centralista vamos a tener una merma en el federalismo”.

Empero, agregó, si se trabaja en fortalecer a los órganos electorales locales y eventualmente se empieza a delegarles como una manera de racionalizar las nuevas atribuciones “podremos seguir diciendo que sí hubo un avance”.

Asimismo, expresó que la reforma no representa de ninguna forma un retroceso en la vida democrática sino que, por el contrario, propicia el fortalecimiento de la autoridad electoral frente a su tarea de la organización de los comicios.

Las modificaciones legislativas no son un golpe al federalismo, sino una prueba de fuego que podrá fortalecer la función electoral y la credibilidad en la autoridad, subrayó.

En la sesión de preguntas y respuestas Córdova Vianello dijo que México “no está en condiciones como para volver a tener problemas en lo electoral” y, estaríamos “fritos” en pensar en un plan B luego de la reforma política-electoral aprobada por el Constituyente.

En estos momentos lo que se tiene que hacer es ponerse a pensar en “cómo hacemos para que el plan A sea el único plan democrático que funcione”, recalcó.

A su vez el ex presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, señaló que el acierto en la transformación fue haber mantenido a la institución y convertirla en INE, aunque hay dos temas que preocupan.

Precisó que en el pasado los órganos electorales locales tenían claramente establecidas sus facultades, pero a partir del cambio el Consejo General del INE “podrá” remover a los consejeros y atraer facultades, lo que genera un campo de incertidumbre increíble.

Un segundo tema es, explicó, al tener que fiscalizar los gastos de campaña; el Consejo General del INE tendrá que examinar alrededor de 70 mil campañas en 17 estados, cuando antes el IFE fiscalizaba seis mil.

Además se estableció que se puede anular una elección por el rebase del tope de gastos de campaña cuando la diferencia entre el primer y segundo lugar no sea mayor del cinco por ciento, lo que “es un acicate para la impugnación electoral”, concluyó.