Entre tortura y vejaciones, el exministerial Jorge Coca Hernández ha pasado 6 años y 8 meses encerrado en el Cereso de San Miguel acusado de secuestro y aunque existen 112 pruebas que presumen su inocencia, el tortuguismo y la podredumbre judicial de Puebla le ha impedido recuperar su libertad o bien, recibir una sentencia. 

Durante estos casi 7 años, Coca Hernández ha tenido al menos tres abogados, lo que ha dejado en la ruina a su familia. Uno de los litigantes que actualmente lo defiende es Víctor León Rueda, amigo cercano del acusado y quien además ha presentado más de 100 pruebas a favor del exagente.

León Rueda narra que la hermana de Ángel Merino Pérez, alias “La Marrana”, se presentó en la Procuraduría de Ajalpan a pedir informes para realizar su servicio social, Jorge Coca fue el encargado de explicarle el procedimiento para poder entrar. En un gesto de cortesía, le facilitó su ID de Nextel por si tenía alguna duda. 

Repite el relato y explica cómo incriminaron a Jorge Coca con los otros 5 personajes que ya fueron sentenciados por secuestro. 

Al momento de la detención en Tlacotepec de Benito Juárez, los ministeriales encontraron el número de Coca Hernández en el celular de “La Marrana”; al ver eso, lo asocian con la agrupación, desencadenando su aprehensión. 

El abogado presentó, como parte de la defensa, la sábana de llamadas y mensajes de los teléfonos de los secuestradores donde no se encontró ningún registro al número del acusado. También obtuvo la declaración del director de Radiocomunicación de la PGR, como consta en autos, donde afirmó que no tenían cobertura en ese lugar de la Sierra Negra. 

Por otro lado, en el parte informativo de la Procuraduría asientan que todos los detenidos fueron asegurados juntos en el operativo de Tlacotepec de Benito Juárez a las 14 horas del 14 de octubre de 2009. Dichos que contrastan con la presencia, testificada de Coca alrededor de las 18 horas del mismo día en el centro de Tehuacán. 

En un careo con los policías que aseguraron a la banda delictiva, los uniformaros afirmaron que Coca Hernández no se encontraba con los detenidos, pero la Procuraduría mandó a la DEGADAI a desmentir dicho argumento, adjudicándose el aseguramiento.

La falta de recursos económicos ha llevado a Víctor León a distanciarse de la familia y del propio acusado, aunque advierte: “Lo voy a sacar y va a ser un golpe para la Procuraduría, en específico para Víctor Carrancá”.

La vida en la cárcel 

Los muros del Cereso de San Miguel son testigos silenciosos de las vejaciones a las cuales son sometidos los internos. Con tristeza, vergüenza y odio, los reos describen los múltiples dormitorios. Comienzan por el Z, un lugar donde ubican a los más peligrosos. En su listado también están espacios como La Jaula, una celda de castigo donde llevan a los que tienen mal comportamiento.

Jorge estuvo ahí, donde los uniformados conocidos como “Las Vacas Locas” -llamados así por el color de su vestimenta, negro con blanco- le propinaron palizas que siguen guardadas en lo más profundo de sus recuerdos. 

En la cárcel capitalina también se encuentran los dormitorios F y el Cubo de Cristal o dormitorio W –ahí guardan a los recomendados-. 

Los ojos de Jorge Coca Hernández se humedecen al intentar contar lo que ha vivido dentro del lugar, por lo cual, nuevamente, evade el tema y con un suspiro prolongado toca otro. Otra herida que sigue abierta y que se llama familia. 

“Aquí lo pierdes todo, hasta tu familia”

Antes de perder su libertad, Coca gustaba de pasar tiempo con sus hijos, 2 de ellos mayores de edad y a quienes procreó con una de sus concubinas, posteriormente, con otra mujer, tuvo otros 2 bebés que hoy tienen 12 y 13 años. 

La detención llegó con su matrimonio, con esta tercera mujer vivió en Tehuacán y más tarde procreó –dentro de la cárcel- a su quinto hijo, a quien ya no ve. 

Su madre cuenta que existe otro nieto más, pero reconoce que el trato es algo distante. 

Su actual pareja y abogada, a quien conoció dentro del Cereso, lo acompaña junto con su hermana cada semana o cada que la economía les favorezca. Una visita al interior de San Miguel representa un desembolso de 300 a 500 pesos. 

Entre paredes busca la superación 

Coca Hernández afirma que no todo lo que ha pasado en la cárcel ha sido malo, ya que actualmente está terminado la preparatoria y estudiará la licenciatura en Derecho a través de un sistema abierto. 

Asegura que su meta, al salir de la cárcel, es formar una empresa para ayudar a la gente que le ha prestado apoyo y a otros reos que pasan por una situación similar a la suya. 

Y después de 80 meses ¿En qué va el juicio? 

De haber aceptado la sentencia federal por los 3 delitos (delincuencia organizada, portación de cartuchos y armas), Jorge Coca ya habría compurgado los 6 años y 6 meses que se le imputaron.

Sin embargo, el amparo 60/2015 antes 1876/2013 es la única forma como la defensa y Coca Hernández han impedido que sea declarado culpable. Al estar interpuesto este recurso, se pausa la sentencia y por lo tanto no es aceptada ni puede ser compurgada.

 

Han pasado casi 7 años y los peritos en psicología apenas iniciaron el Protocolo de Estambul, un conjunto de pruebas con las cuales se pretende determinar si hubo o no tortura.

Los delitos del fuero común, secuestro y daño en propiedad ajena, siguen sin ser juzgados, después de estos 80 meses de reclusión, por lo cual sus familiares y abogados acusan una obstrucción de la justicia. 

El próximo miércoles 24 de agosto se celebrarán los careos con quien fuera auxiliar del Ministerio Público. El testigo hoy vive en Atlixco y aunque la defensora de Jorge Coca pudo entregar en mano la requisición sin mayor problema, las autoridades señalaron en dos ocasiones anteriores que no había sido localizado.

La muerte de “El Chileno”