Con información de Natalia Mora Cruz

En los últimos dos años, el número de mexicanos que vive en pobreza extrema aumentó en 12 millones. Mientras en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo de presidente, el país sumaba 21 millones de personas en esta situación, este año, tras los meses del confinamiento, existen 33 millones de habitantes en el país que no cuentan con los recursos suficientes para contar con una alimentación balanceada.

La Fundación Alsea presentó este jueves la mesa redonda “Pobreza alimentaria ¿el verdadero efecto de la pandemia en México?” donde los especialistas del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); revelaron las cifras sobre la desnutrición, obesidad y pobreza en el país tras la llegada del coronavirus al país.

Los especialistas de la UNAM, Hector Nájera Catalán y Curtis Huffman, destacaron que la pobreza ha aumentado en México exponencialmente desde el 2018; sin embargo la situación se agravó –principalmente en las zonas rurales- por el confinamiento derivado de la pandemia de Covid y la perdida de empleos.

Nájera Catalán destacó que en México “Necesitamos una reforma fiscal para hacer una redistribución con mejores alcances”.

El investigador del Programa Universitario de Estudios de Desarrollo (PUED) recordó que la manera en la cual producimos y distribuimos los alimentos es vital para lograr un mayor alcance de la población con una alimentación más completa y añadió que el desempleo provocado por la pandemia repercutió en una caída en el ingreso per cápita aproximadamente de 8 puntos porcentuales.

En tanto, el Secretario Ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz Marcelo, destacó que “casi el 50 por ciento de la población en 2018, no contaba con una dieta balanceada sobre todo en el consumo de frutas y verduras”.

Durante la charla también se expusieron algunos resultados de la Encuesta Telefónica sobre COVID 19 y Mercado laboral (ECovid-ML) realizada por el Inegi en la cual se conoció que 65 por ciento de los ingresos en los hogares mexicanos disminuyeron, así como 90 por ciento de las familias mexicanas no han recibido apoyos gubernamentales extraordinarios, durante los últimos siete meses.

“Lo que se mide se puede mejorar”, aseguró Lina Pohl Alfaro, representante de la FAO y destacó que México junto con toda Latinoamérica ha sufrido de problemas de hambre en los últimos cinco años: “La región de América Latina y el Caribe es la zona más cara del mundo para adquirir sanos y nutritivos alimentos y contrasta que es la zona más biodiversa”.

Ahondó en que en el caso de México, esta disparidad se ve reflejada no sólo en las cifras de pobreza, sino también en los altos niveles de obesidad y sobrepeso que hay desde el 2018. Refirió que de acuerdo con los datos del Inegi publicados en 2018, los mexicanos comenzamos a padecer enfermedades relacionadas con la mala nutrición como la obesidad y el sobrepeso desde los 20 años.

Para poder mejorar la alimentación del mexicano, Lina Pohl explicó que es importante la “consciencia del consumidor”, pues si se entiende que una dieta completa acompañada de frutas y verduras mejora el rendimiento de la población, y por ende mejoran más aspectos, como el laboral, académico y se genera un menor gasto en el sector salud, la gente va a empezar a cambiar sus hábitos alimenticios.

Ivonne Madrid, directora de la Fundación Alsea A.C. puso sobre la mesa el artículo cuarto de la Constitución Política Mexicana donde se establece que todas las personas tienen derecho a una alimentación y destacó que una dieta balanceada no sólo es elemental para vivir, es necesaria para una buena calidad de vida y el gobierno debe asegurarse de cumplirla.