Al inaugurar a la tercera Asamblea Diocesana Pastoral, con el tema “Misión permanente”, el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa exhortó a sacerdotes, religiosos y laicos a trabajar en las calles y no quedarse solo en los templos. El prelado convocó a los asistentes a encausar a aquellos que abandonaron a la iglesia en estos últimos años.

Por tercer año consecutivo, el arzobispo demandó a los sacerdotes, religiosos y laicos “menos burocracia, menos frialdad”.

La Iglesia —dijo— debe retomar el papel misionero y no quedarse en los templos o movimientos esperando que la gente llegue, sino que salgan a evangelizar, a buscar a quienes se alejaron o a los no creyentes.

Durante su mensaje indicó que la misión está en camino y esto comenzó desde Aparecida, Brasil, para rescatar la visión misionera de la Iglesia y convocar a una verdadera evangelización.

“Se trata de una misión diferente continental y verdadera, un envió personal y especial que manda Jesús para compartir el evangelio con cada persona, especialmente con quienes se han alejado de la comunidad y a los no creyentes o quienes se confiesan ateos.”

Sánchez Espinosa insistió en que se trata de una visión continental que puede durar varios años porque la propuesta no incluye tiempos, “es permanente, y esto a partir de un encuentro con el señor”.

Además, manifestó que el objetivo es convertirse en misionero, promover la Iglesia angelopolitana, “las conclusiones del encuentro de Aparecida eran pasar de un estado de conservación a una pastoral decididamente misionera, es decir, no conformarse con mantener a quienes ya están.

”Nos comprometemos no a la burocracia, no al desinterés, no a la frialdad, si a la cercanía con los fieles. Se trata de salir y no quedarse en los templos en grupos de pertenencia o en los movimientos, simplemente esperando a los que lleguen los fieles. Hay que salir a las calles.”

Sánchez Espinosa —ante sacerdotes de toda la arquidiócesis— indicó que quiere que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa o una escuela permanente de comunión misionera y requiere la conversión personal, además de tomar en cuenta a los pobres y excluidos.