Esta confrontación partidista inició cuando el regidor del PRD, Arturo Loyola González, emitió un posicionamiento con respecto al supuesto “fraude electoral” en contra del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.
Y como un verdadero cuadrilátero o como una lavandería política, fueron “tomadas” las instalaciones del salón de Cabildo.
En el cabildo, el cabildante perredista llamó a los regidores a emitir una recomendación al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) para solicitar la impugnación de los resultados de los comicios.
El regidor enumeró uno a uno las supuestas irregularidades que cometió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la compra de votos para el presidente electo, enrique Peña Nieto.
De esta forma, los acusó en plena sesión de cabildo de la coacción y compra de votos a través de la entrega de dinero, materiales y monederos electrónicos, lo cual se logró debido a que el candidato priista rebasó los topes de campaña que había estipulado el IFE por miles de millones de pesos.
“Fue una compra masiva y el despilfarro fue ofensivo, petulante y vulgar, en consecuencia la percepción generalizada de los ciudadanos es la del fraude electoral, por lo que se requiere exigir la impugnación de la votación.”
Loyola González precisó que los resultados no son genuinos y que los votos obtenidos por Peña Nieto fueron a través del fraude lo que atenta contra la democracia de los mexicanos a pesar de las denuncias de los ciudadanos.
Por ello, después de su posicionamiento, el regidor del PRD propuso que el cabildo realizara un pronunciamiento público para exigir al Trife a través de una publicación en un medio de comunicación impreso que en el uso de sus atribuciones se “limpie” la elección corrigiendo las violaciones que se presentaron en la elección pasada.
De inmediato, el regidor del Partido Acción Nacional, Carlos Ibáñez a quien le salió el “síndrome del vocero” o le salió el priista que trae dentro, arremetió en contra del regidor del PRD y defendió el resultado a favor del PRI.
El cabildante albiazul de inmediato lo llamó perdedor e ignorante de la Constitución y la Ley Orgánica Municipal, pues le hizo ver que el ayuntamiento no tiene las facultades para hacer un pronunciamiento al Trife como lo planteó Loyola González.
Indicó que en Puebla se desarrolló una elección en calma y paz, por lo que el posicionamiento del perredista sólo conllevaba a intentar alterar el orden a costa de una elección que ya está resuelta.
Carlos Ibáñez se opuso en consecuencia a emitir el posicionamiento del cabildo por los resultados de la elección pasada, pues consideró que los ciudadanos al final ya decidieron un gobierno tricolor en lugar de “loquitos que quieren desquiciar al país”.
A la confrontación se sumó el regidor del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Octavio Castilla Kuri, que en primera instancia lamentó que el cabildo se convirtiera en un tribunal para dirimir lo político en un espacio que es para aprobar proyectos ciudadanos.
El regidor tricolor dejó en claro que la fracción de su partido no perderá la altura de miras y serán siendo una oposición crítica, responsable y nunca sumisa, a pesar de que en poco tiempo la situación cambiará con la llegada de los diputados y senadores electos.
Aseveró que no se deben confundir la apertura al diálogo, como lo hacen por un lado los panistas en su posición sumisa y entreguista y por el otro lado los del Sol Azteca con su postura intransigente, intolerante y cerrada que no sabe perder sólo polariza y divide al país.
Por lo tanto, llamó a dejar de lado las confrontaciones para en lugar de utilizar el salón de Cabildo como un ring político, que cada partido asuma su papel y sus responsabilidades en sus tareas pues hay autoridades que son las únicas responsables de dar seguimiento a las cuestiones electorales.
Al final, tuvo que intervenir el presidente municipal, Eduardo Rivera para declarar el asunto suficientemente discutido y en consecuencia evitó más confrontaciones entre los regidores.