Aunque las autoridades poblanas dispusieron de 30 mil lugares, de forma gratuita, entre sillas y gradería para que los ciudadanos pudieran presenciar el desfile conmemorativo de la Batalla del 5 de Mayo, diferentes grupos de personas aprovecharon para hacer negocio y vendieron sillas, de diferentes costos, en todo el recorrido del desfile, con una respuesta importante de los poblanos que llegaron tarde al evento cívico-militar y no alcanzaron a ocupar los espacios gratuitos que estaban en el bulevar 5 de Mayo.

En la esquina de la 2 Oriente y el bulevar 5 de Mayo, una familia completa comercializaba sillas de diferentes costos, pero no las rentaban, las vendían desde 60, 70 y hasta 100 pesos, por lo que al terminar el desfile, las personas que adquirieron una silla se quedaron con ella y pudieron llevarla a sus hogares.

Lo que sí hicieron quienes vendían las sillas fue apartar los lugares que estaban justo por donde pasaban los automóviles, previo a la parada cívico-militar que encabezó el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, por lo que una vez que vendían el producto garantizaban a los ciudadanos un excelente lugar para ver el desfile, desde una posición privilegiada.

A decir de Ernesto, un joven que se dedicaba a vender sillas y bancos durante el desfile, están seguros de lo difícil que es vender cuando las autoridades decidieron entregar de manera gratuita los espacios: “Pero nosotros tenemos muchas necesidades y por eso salimos a las calles para buscar el sustento de nuestra familia, hoy venimos con mi papá, mi mamá, dos hermanos más y mis sobrinos, porque tenemos que vender todas las sillas para sacar dinero para la comida y para los gastos de la casa”.

Y aunque desde la perspectiva de Marcos López Cruz la decisión del gobierno poblano de ofrecer de manera gratuita los lugares para que los ciudadanos se sienten, es adecuada y correcta: “Nosotros entendemos, pero también tenemos necesidades y buscamos comercializar a bajos costos, para tampoco pegarle al bolsillo de las personas, pero hay que buscar para el sustento familiar”.

Y aunque reconoció que en el lapso de las primeras horas del pasado lunes fueron acosados e intimidados por los líderes de los vendedores ambulantes, quienes les pidieron dejar de vender en el desfile y dejar que los adheridos a los grupos y organizaciones de ambulantes hicieran libremente ese trabajo, dijo que al final pudieron esquivarlos y lograron vender la mayor parte de las sillas y bancos que llevaron para la comodidad de los ciudadanos”.

Líderes ambulantes hacen su agosto

A lo largo de todo el bulevar 5 de Mayo, los vendedores ambulantes también intentaron hacer su “agosto”, aunque los más beneficiados fueron los líderes de las diferentes organizaciones, que les cobraron 200 pesos por vender libremente en el desfile conmemorativo de la batalla del 5 de Mayo, a diferencia de los costos de las autoridades municipales, que cobraron solamente 30 pesos por cada permiso para los comerciantes callejeros.

Lo que los supervisores del ayuntamiento capitalino solicitaron a los comerciantes ambulantes fue que denuncien a las personas que les cobran “por el uso de suelo” en el trayecto del desfile, sin embargo, no lo hicieron así, porque tienen temor de posibles represalias en su contra y la gran mayoría de los entrevistados terminaron por pagar la cuota correspondiente para vender diferentes productos sin mayor problema.

Los supervisores insistieron en que denunciarán a los líderes de las agrupaciones, pero eso no ocurrió, aunque al final también tuvieron que pagar a la autoridad local los 30 pesos para que pudieran vender libremente la mercancía que llevaron.

“El ayuntamiento nos cobró 30 pesos y nos entregó una pulsera, pero los líderes nos están pidiendo hasta 200 pesos y no lo tenemos, pero también si no se los damos nos mantienen vigilados hasta que les paguemos o nos vayamos”, dijo Ángel Soriano, vendedor de refrescos y papas fritas.

Lo que ratificó el desfile conmemorativo de la batalla de Puebla es que el comercio informal se mantiene vigente y controla parte importante de la economía estatal, pero también se dejó ver el ingenio de los poblanos que, ante la ausencia del apartado de lugares, de control en las ventas de las sillas y de la comercialización de las zonas por la que marcharon los alumnos y militares, siempre tienen alternativas para quienes buscan la oportunidad de obtener recursos sin pagar los respectivos impuestos.