El arzobispo de Puebla Víctor Sánchez Espinosa pidió reflexionar sobre el significado de la temporada llamada de muertos y aceptar que hay una vida eterna a la que se buscará llegar, además pidió orar por el eterno descanso de los difuntos, e incluso esta acción puede hacer que se obtenga la indulgencia plenaria. Este viernes abrieron la cripta de los obispos.
En su mensaje sobre las fechas en las que anunció la apertura de la Cripta de los Obispos y la Capilla de Las Reliquias el 1 de noviembre de 9:30 a 12:00 y de 13:00 a 18:30. y el domingo 2 de noviembre de 15:00 a 17:30 el arzobispo reflexionó sobre el sentido de estas fechas e indicó que la muerte es puerta de entrada a la vida eterna, señaló que es dolorosa y misteriosa, es cierta, inevitable y única.
Señaló: “Dios, creador de todo, no hizo la muerte, sino que ésta entró en el mundo, a causa del pecado cometido por los primeros humanos Sin embargo, Dios, en su infinito amor, quiso enviarnos como Salvador a su Hijo Jesucristo, quien con su muerte y resurrección venció para nosotros a la muerte, transformándola en el fin de la vida terrena y comienzo de la vida eterna, que consiste en participar de la vida plena y feliz de Dios.”
Añadió: “A eso le llamamos “ir al Cielo”, adonde llegan aquéllos que mueren en gracia y amistad con Dios. Quienes mueren en estas condiciones, pero todavía con algunas imperfecciones, requieren ser purificados antes de entrar al Cielo. A esta etapa de purificación que sigue a la muerte le llamamos “Purgatorio”. El 2 de noviembre recordamos a nuestros difuntos que están purificándose para entrar en el gozo definitivo de Dios.”
Asimismo informó que quienes acudan a los panteones durante estos días y recen en tumbas abandonadas tendrán la indulgencia plenaria.
Abren la cripta
Como cada año la cripta de los obispos que se encuentra el altar mayor de la Catedral se abrió al público desde hace 40 años no se ha sepultado a nadie, el último fue el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz.
Se explicó que el cementerio de los obispos data del inicio de la construcción de la catedral y fue concebido por el obispo Juan de Palafox y Mendoza.
En la cripta se encuentran sepultados 13 de los 35 obispos, y 5 arzobispos que ha habido en la diócesis que es la más antigua de América.
Suficiente espacio
En el interior del cementerio de los obispos se ven seis gavetas sin nombre donde podrán descansar quienes hayan sido obispos o arzobispos de Puebla.
Asimismo se explicó que en la parte superior hay espacio para construir nuevas gavetas en caso de que fuera necesario.
Voceros de la arquidiócesis aclararon que solo quienes hayan sido obispos de Puebla pueden ser sepultados en ese lugar, y en el caso de los obispos eméritos que radican en la entidad pero que no estuvieron en la diócesis no cuentan con este derecho.
Ernesto Corripio, el gran ausente
El último arzobispo de Puebla que falleció fue Ernesto Corripio Ahumada, pero en 1977 cuando apenas tenía año y medio de estar al frente de la arquidiócesis fue trasladado a la ciudad de México.
Corripio Ahumada fue nombrado cardenal y falleció en el año 2008 siendo sepultado en la catedral de la ciudad de México.
Arzobispo desaparecido
Un exsacristán de catedral quien llegó en 1953 al principal templo católico de la arquidiócesis, señaló que el fue testigo del sepelio del sexto arzobispo de Puebla, Octaviano Márquez y Toriz en 1975, pero al ser devoto de la Virgen de la Inmaculada Concepción se le sepultó en esa capilla.
Comentó que en su testamento el arzobispo pidió que posteriormente sus restos fueran colocados en la cripta de los obispos junto a los de su hermano Ignacio quien falleció en 1951.
Dijo que como anécdota cuando iban a exhumar los restos de Márquez y Toriz, no recordaban dónde estaba el ataúd, y él tuvo que indicarles.
Explicó que las gavetas donde se colocan los cuerpos son un tanto reducidas, y él tuvo que acomodar los restos del último arzobispo cuando fue trasladado a ese lugar.
La capilla de las reliquias
Asimismo ayer la gente pudo visitar la capilla de las santa reliquias en la basílica a fin de que pudieran venerar los restos de algunos santos que ahí se encuentran, esto con motivo de la solemnidad de Todos los Santos.
Ahí, se expusieron las reliquias de los santos mártires que ahí se encuentran además de los que están en los altares de san José y san Miguel, para que los fieles pudieran venerarlas, y así admirar la obra de Dios realizada en ellos, aprender de su ejemplo y pedir su intercesión, de modo que, como ellos, podamos llegar al Cielo por el camino del amor a Dios y al prójimo.
La Capilla ubicada en el lado lateral sur donde se encuentra la urna que contiene las reliquias del beato Juan de Palafox y Mendoza, también aloja restos de algunos mártires, particularmente en la urna central, de origen filipino. En los bustos en yeso, elaborados en la academia de las Bellas Artes, contiene reliquias de los respectivos santos: san Basilio, san Sotero Papa, san Cornelio, santa Catalina de Siena, san Irineo y otros.
Bajo la mesa del altar está una escultura en cera de san Florencio, que contiene huesos de este santo. Las pinturas realizadas por Juan Tinoco (s.XVIII), recuerda el testimonio de santos como san Lorenzo, santa Úrsula, san Pedro y santa Bárbara.
Indicó que bajo el altar de san José se encuentra una escultura en cera de san Satrapio, mártir romano de los primeros tiempos del cristianismo, que contiene algunos huesos.
Además de la Santa Catalina de Siena nombra doctora de la Iglesia (1347-1380) y que un día se le apareció Jesús y le dijo: “me puedes servir apoyando al prójimo”. Entonces ella se dedicó a la oración y al servicio de sus semejantes. Escribió obras de gran sabiduría, e intervino en muchos asuntos públicos y privados.