Como cada año la Cripta  de los Obispos que se encuentra el altar mayor de la Catedral se abrirá al público el 2 de noviembre donde  desde hace 40 años no se ha sepultado a nadie, el último fue el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz.
El vocero de la arquidiócesis Felipe Pozos Lorenzini informó que el  lunes  la cripta estará abierta de una a seis de la tarde y para que los fieles puedan conocer el lugar donde reposan sus pastores.
Explicó que el cementerio de los obispos data del inicio de la construcción de la catedral y fue concebido por el obispo Juan de Palafox y Mendoza.
Indicó que en la cripta se encuentran sepultados 13 de los 35 obispos, y 5 arzobispos que ha habido en la diócesis que es la más antigua de América.
Suficiente espacio
En el interior del cementerio de los obispos se ven  seis gavetas sin nombre donde podrán descansar quienes hayan sido obispos o arzobispos de Puebla.
Asimismo se explicó que en la parte superior hay espacio para construir nuevas gavetas en caso de que fuera necesario.
Pozos Lorenzini explicó que solo quienes hayan sido obispos de Puebla pueden ser sepultados en ese lugar, y en el caso de los obispos eméritos que radican en la entidad pero que no estuvieron en la diócesis no cuentan con este derecho.
Ernesto Corripio el ausente
El último arzobispo de Puebla que falleció fue Ernesto Corripio Ahumada, pero en 1977 cuando apenas tenía  año y medio de estar al frente de la arquidiócesis fue trasladado a la ciudad de México donde fue designado arzobispo primado de México.
Corripio Ahumada fue nombrado cardenal y falleció en el año 2008 siendo sepultado en la catedral de la ciudad de México. 
Capilla de las Reliquias
El vocero de la arquidiócesis, Felipe Pozos  explicó que La Capilla de las Reliquias también se abrirá este lunes  ahí se encuentran las reliquias de los santos mártires además de los que están en los altares de san José y san Miguel, para que los fieles puedan venerarlas, y así admirar la obra de Dios realizada en ellos, aprender de su ejemplo y pedir su intercesión, de modo que, como ellos, podamos llegar al Cielo por el camino del amor a Dios y al prójimo.
Dijo que esta Capilla ubicada en el lado lateral sur aloja restos de algunos mártires, particularmente en la urna central, de origen filipino. En los bustos en yeso, elaborados en la academia de las Bellas Artes, contiene reliquias de los respectivos santos: san Basilio, san Sotero Papa, san Cornelio, santa Catalina de Siena, san Irineo y otros.
Bajo la mesa del altar está una escultura en cera de san Florencio, que contiene huesos de este santo. Las pinturas realizadas por Juan Tinoco (s.XVIII),recuerda el testimonio de santos como san Lorenzo, santa Úrsula, san Pedro y santa Bárbara.
Indicó que bajo el altar de san José se encuentra una escultura en cera de san Satrapio, mártir romano de los primeros tiempos del cristianismo, que contiene algunos huesos. También está su lápida, hallada en las catacumbas de Roma. Bajo el altar de san Miguel, se encuentra una escultura de san Herculano mártir, y una ánfora que contiene restos de su sangre. También está la lápida correspondiente, hallada en las catacumbas romanas.
Dijo que otras reliquias que se encuentran en la catedral son las de San Basilio, nacido en Cesarea de Capadocia en año 330, fue gran impulsor y organizador del monacato en oriente. Nombrado obispo de Cesarea se distinguió por su preocupación social sus numerosos escritos, su oratoria y su santidad. Murió en 379.
Además de la Santa Catalina de Siena nombra doctora de la Iglesia (1347-1380) y que  un día se le apareció Jesús y le dijo: “me puedes servir apoyando al prójimo”. Entonces ella se dedicó a la oración y al servicio de sus semejantes. Escribió obras de gran sabiduría, e intervino en muchos asuntos públicos y privados.
Arzobispo desaparecido
Quien fue  sacristán mayor de la catedral Juan Manuel Méndez Vázquez, llegó en 1953 al principal templo católico de la arquidiócesis, señaló que el fue testigo del sepelio del sexto arzobispo de Puebla,  Octaviano Márquez y Toriz en 1975, pero al ser devoto de la Virgen de la Inmaculada Concepción se le sepultó en esa capilla.
Comentó que en su testamento el arzobispo pidió que posteriormente sus restos fueran colocados en la cripta de los obispos junto a los de su hermano Ignacio quien falleció en 1951.
Explicó que las gavetas de la cripta de los obispos donde se colocan los restos son un tanto reducidas, y él tuvo que acomodar  los restos del último arzobispo cuando fue trasladado a ese lugar.