El festejo del 10 de mayo no pasa desapercibido en el Panteón Municipal de la capital poblana. Los visitantes fluyen a borbotones. Algunos llegan solos, con su alma a cuestas y la vista clavada en el piso; otros, acompañados de su familia; algunos más, con mariachis y tríos. La celebración a la madre también se vive intensamente en el campo santo.
Adornos multicolores visten tumbas y capillas que generalmente, lucen olvidadas; sin embargo, este día comienzan a transformarse para soportar un año más en silencio.
Los precios de la orden de chalupas y gorditas oscilan entre los 15 y 20 pesos, en la calle aledaña al cementerio. Las quesadillas con chicharrón o con más de dos elementos culinarios (quesillo y champiñones, por ejemplo) llegan a los 25 pesos.
La orden de 'filetitos' de pescado Sierra, la dan a 25 pesos; y las mojarras, a 35. Mientras que las rebanadas de pizza no desentonan, con unos módicos 15 'pesitos.
El costo de los alimentos no importa tanto a los visitantes como el costo de las flores.
La simple docena de gladiolas se elevó a los 150 pesos. Los arreglos alcanzaron un precio descomunal entre los 90 pesos -en el regateo-, pero los grandes con rosas superaron los 800 pesos, cuando en días normales oscilan entre los 180 y 200 pesos, como máximo.
La ley de la oferta y la demanda logra que más de una familia se decline por los adornos florales pequeños.
En el Panteón Municipal, a lo largo de sus seis hectáreas divididas en ocho secciones y fosas certificadas, de manera estratégica se instalaron más de cuatro módulos de atención médica; afortunadamente, no se presentó incidente alguno.
Además, el agua estuvo garantizada con pipas que llegaron al campo santo.
Algunas tumbas fueron prácticamente inundadas con flores y otras con papeles donde se leía "Felicidades, mamá. Te extraño".
Los músicos caminaron por los corredores que dividen una tumba de la otra, en donde habitan las mamás y las hijas, las hermanas, hermanos, las primas, papás y hasta los nietos que en vida dieron amor; hoy, reciben a cambio canciones, alegría y oraciones.
Historia de amor y dolor
Aunque es el vigésimo aniversario que Doña Raquel trae serenata a su mamá en compañía de su familia; con lágrimas en los ojos, pero con una gran sonrisa, entona con un trío las canciones de Armando Manzanero que más le gustaban a su mamá, del mismo nombre, quien hace veinte años "partió a la gloria, desde donde siempre nos ayuda”, asegura.
"Yo vengo a ver a mi mamá. Ella murió de enfermedad que en esta época ya es curable por las medicinas y aparatos médicos", reveló Doña Raquel, mientras barría el perímetro de la tumba donde descansa su mamá.
En horario ampliado, desde poco antes de las 9 de la mañana hasta las 7 de la noche, se encontraron abiertas las puertas del panteón, que los próximos sábado y el domingo recibirá a más visitantes. Las autoridades municipales, calculan, serán más de cincuenta mil.