La fe se desbordó en la Villita de Guadalupe. Largas filas se formaron para llevar a los juan dieguitos y a las lupitas, donde mamás, papás, abuelos y abuelitas se formaron durante varias horas para honrar la devoción a la Virgen de Guadalupe

Afuera del templo de Nuestra Señora de Guadalupe, de la Avenida Reforma y 11 Norte, se encuentran distintos puestos de mercancías. 

Una vez que se ha mostrado la devoción mariana, los cristianos recorren los puestos de comida que se ubican sobre la Avenida Reforma, calle aledaña al Paseo Bravo.

El Paseo Bravo se encuentra en remodelación. En los jardines se instaló una maraña de 400 puestos en los que se venden desde imágenes religiosas hasta super héroes de alguna saga fantástica, sin olvidar garnachas. 

La fe de los poblanos

En orden y, tras una larga espera, los devotos ingresan al templo de Nuestra Señora de Guadalupe para santiguarse y recibir un baño de agua bendita.
 
Bajo los rayos del sol que queman como brasas, al mediodía de este lunes, los feligreses se santiguan frente a la imagen de la Morenita. 

El templo es pequeño para dar cabida a tantas personas.  La imagen de la Virgen de Guadalupe está enmarcada por globos blancos, verdes y rojos.  

Los feligreses se arrodillan en los reclinatorios frente al altar; imploran de manera silenciosa una breve oración, con la cabeza reclinada y las manos trenzadas.

Otros feligreses permanecen en las bancas del templo, miran hacia el frente; el tiempo se detiene un poco.

 

 

Las mañanitas

¡Viva la Virgen de Guadalupe! se oye el grito estruendoso, mientras una rondalla le canta las mañanitas a la virgencita. 

El templo se encuentra atiborrado pero con orden. El frío al interior  no se siente. Los feligreses aplauden mientras el cantor principal de la rondalla lanza vítores a la virgencita.

Enchamarrados resisten entre el frío y la fe; se han dado cita para celebra a la virgencita. 

En el altar las imágenes religiosas están acompañadas de flores. 

La fe se conserva y también las medidas de mitigación del Covid-19, pues las personas siguen las indicaciones sanitarias y algunas portan su cubrebocas. 

La música para la virgencita continúa; las personas siguen llegando y los cánticos inundan el templo. 

Es 12 de diciembre por la mañana y la tarde, las calles del Centro Histórico permanecen silenciosas. Es un silencio que cae en la ciudad. 

Los peregrinos

Por los caminos que van hacia el volcán, desde hace varios días, los peregrinos han recorrido la ruta de la fe y la esperanza.

Los más audaces, desde el sur del país toman las peligrosas autopistas o las carreteras locales para llevar su fe hasta la Ciudad de México

Los días previos al 12 de diciembre, peregrinaciones de ciclistas o de corredores de relevo portadores de antorchas corren por las carreteras. 

Jóvenes con el rostro cansado, mujeres con playeras de alguna población o de alguna cofradía, toman las carreteras. En camiones de redilas o en camionetas, se van turnando para llegar a la Ciudad de México hasta el Tepeyac, que los espera para recibir su fe.

Mientras en Nueva York, poblanos celebran a la Virgen. La fe también se desbordó en la llamada urbe de hierro, habitada por poblanos. 

La Antorcha Guadalupe que recorre el país hasta llegar al norte de Estados Unidos, también surca las calles de Nueva York.

La fe en la Virgen de Guadalupe une lo que la política migratoria y las fronteras han dividido. La tradición de la Carrera Guadalupana en Nueva York congregó a mil 400 corredores

La Carrera de la Antorcha Guadalupana inició en el año 2002 y es una manera de expresar la fe y la devoción mariana entre la comunidad migrante.  

Nueva York es una casa para los poblanos en la unión americana; de distintas maneras, los poblanos llegan a la ciudad urbe del norte para cambiar y mejorar la calidad de sus vidas. 

Familias enteras de poblanos habitan en Nueva York y hasta un nombre especial se le da a la ciudad estadounidense: “Pueblayork”.