Adelitas, Catrinas, charros, bastoneras y músicos regresaron del mundo de los muertos para entonar música mexicana y provocar que los asistentes se contagiarán del espíritu festivo multicolor, para bailar al ritmo de las diferentes bandas musicales de jóvenes en la décimo segunda edición del desfile de las Calaveras.
La marcha danzante, de cuatro mil niños, jóvenes y adultos, comenzó en la fuente de los frailes para caminar y bailar a lo largo de la Avenida Juárez, después, el contingente llegó a la 13 Norte para enfilarse a la Avenida Reforma y llegar al zócalo.
El alcalde Eduardo Rivera Pérez, con secretarios de su gabinete y regidores, observó pasar el colorido contingente desde el balcón principal de Palacio Municipal.
Durante la tradicional marcha, que arropa el XVI Festival de La Muerte es un Sueño, participaron alrededor de 14 mil personas entre participantes y el público, que se ubicó en las laterales de las calles por donde transcurrió el desfile.
La noche se transformó con su colorida celebración en territorio nacional desde la época prehispánica hasta la actualidad no pasa de moda, la tradición cada año se arraiga más entre la comunidad juvenil y la infantil porque los adultos nunca se apartarán de su cultura y creencias.
El Desfile de las Calaveras atrae a multitudes, algunas ciudadanas y ciudadanos que asistieron al desfile, se pintaron los rostros también con colores multicolores para no desentonar y otros más se disfrazaron de diferentes personajes de la ficción de cómics y películas de terror.
Algunas mujeres vestidas de novias, otras de riguroso luto, pero cantando en compañía de niños vestidos con smoking y sombrero, con los rostros pintados daban la impresión de descender del lienzo de la catrina inmortalizada por el muralista Diego Rivera.
Los participantes desfilaron con sus galas fantasmales y mortuorias, acompañado a las catrinas, bandas de música y calaveras no pararon de bailar o moverse en el desfile.
Varios visitantes siguieron el recorrido de las presencias espectrales; sobre la Avenida Reforma, las catrinas seguían un ritmo disperso con la música, en sus distintas expresiones. Pero a los costados del paso de las caravanas, niñas y niños con el rostro maquillado pedían la cooperación para su "calaverita".
La mezcla cultural entre el Halloween de los barrios gringos y las típicas flores resplandecientes de los panteones mexicanos se combinó en este festival pagano y popular.
Entre el papel picado de las calaveras de José Guadalupe Posada y los rostros blanquecinos de la americanización importada, los turistas disfrutaron el desfile de catrinas.
Los difuntos son los invitados de honor del pueblo mexicano, son la esencia del antepasado y son las raíces culturales, que han trascendido fronteras.
Esta fiesta ancestral, ya se celebraba entre los pueblos precolombinos en agosto, mes en el que se comienza a recoger la cosecha, pero despues de la conquista, los evangelizadores la cambiaron de fecha para unirla a la conmemoración de Todos los Santos y Fieles Difuntos, que se celebra en noviembre.