La XXXIII Procesión de Viernes Santo comenzó este 18 de abril con las tradicionales imágenes del Niño Doctor, El Señor de Las Maravillas, La Virgen de Dolores, Virgen de la Soledad, Jesús de las Tres Caídas, Jesús de la Misericordia y Jesús Nazareno.

El arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa formó parte de la procesión en un miniauto porque aún se encuentra en su etapa de rehabilitación tras someterse a cirugías de sus dos rodillas.

Cabe destacar que monseñor reapareció el martes 15 de abril en la ceremonia de la bendición de los Santos Óleos y el Crisma en la Basílica Catedral Metropolitana de Puebla.

Los más de 180 mil fieles que arroparon la Procesión de Viernes Santo, al paso de las imágenes se santiguan, rezan. Algunos no pueden contener la emoción y lloran. Las lágrimas, ruedan por sus mejillas, mojan sus rostros, se evaporan por los rayos solares, que queman la piel. El termómetro marca 29 grados centígrados, pero va in crescendo

Bajo ese panorama, semejante a la de un horno al máximo, van sufriendo su propia pasión, la cruz solar pesa demasiado, buscan la sombra que no encuentran.

Miles de poblanos, de visitantes globales y nacionales, vitorearon el nombre de sus imágenes veneradas; la del Señor de Las Maravillas y la del Niño Doctor de Tepeaca, las más aclamadas. 

Los devotos quieren ver a su Rey de Reyes, se empujan, sus paraguas son la barrera que les impide pasar, pero lo levantan, pasan y al quedar enfrente de la imagen de su devoción se persignar, unos más se arrodillan y piden un milagro.

Víctor Sánchez vive también su propio calvario por la recuperación de la cirugía de ambas rodillas, desarrollada en Guadalajara, la segunda quincena de febrero previo.

En 2024 cumplió dos décadas de estar al frente del Arzobispado de Puebla, ayudado por un bastón, subió a un carrito, como los que usan los golfistas para procesionar, vivir su propio calvario y cargar su propia cruz. La de un dolor indescriptible, se evidencia cuando sube y baja las escaleras de los templetes y a cada paso que da.

Sánchez Espinosa desciende del miniauto por segunda vez en la 16 de Septiembre y Avenida Reforma —la primera en la 11 Norte y Avenida Reforma para llegar al templete aledaño al Reloj de El Gallito—.

El dolor al caminar se refleja en su rostro, pero el apoyo de las personas de restaurantes, cafeterías y balcones de los Portales en compañía de los sentados en la plancha del zócalo, lo reconfortan, como la presencia de niños, adolescentes y adultos que salen a su encuentro para pedir la bendición para sus retoños.

A lo largo del recorrido, el arzobispo estuvo flanqueado por el rector de la UPAEP, Emilio José Baños Ardavín y la directora del IMACP, Anel Nochebuena Escobar.

La Puebla cristiana con sus habitantes, turistas globales y nacionales, se nota en las calles del corazón de Puebla.

Inseguridad y violencia

Nuevamente, el sacerdote José Luis Bautista se encargó de transmitir el mensaje del arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa; la primera vez fue el martes en la homilía de la bendición del Santo Crisma y los Santos Óleos, subrayó que las familias poblanas y las que viven en territorio nacional, no quieren un México violento.

Priorizó que la inseguridad y el panorama violento que lamentablemente cubre a todo el territorio nacional, no solo se debe trabajar en su acotamiento desde las altas esferas que comandan las autoridades federales, estatales y municipales; también desde el seno de sus hogares para ir transformando poco a poco la recomposición del tejido social.

José Luis Bautista llamó a la comunidad a actuar como lo hizo Jesús hasta el último aliento, siempre buscando el beneficio del prójimo, sin importar si le restaba un poco de vida.

Al concluir la procesión de viernes Santo el arzobispo Víctor Sánchez agradeció al gobierno estatal y municipal, además a las fuerzas de seguridad por la logística desarrollada para evitar incidentes, especialmente a la Guardia Nacional por custodiar la imagen del Santo Niño Doctor de Tepeaca.