Puebla no está preparada para resistir un terremoto trepidatorio de 7.5 grados Richter como el de 2019, porque la mayoría de sus inmuebles quedaron resentidos y no se han desarrollado los trabajos correctivos necesarios. Además, el 70 por ciento de sus construcciones en el estado derivan de la mano de obra de los propios habitantes de esos inmuebles.
La gravedad de esta situación es que un 48.1 por ciento de esas construcciones ya tienen daños desde sus estructuras y hasta humedades.
Bajo esa perspectiva, el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Puebla (Cicepac), Alejandro Muñoz Muratalla, reveló que entre el ayuntamiento de Puebla y el gobierno estatal suman 600 Directores Responsables de Obra (DRO).
Las autoconstrucciones, al carecer de la supervisión de personas capacitadas, no solo en estructuras sino en la resistencia de las superficies, son más endebles a los movimientos terrestres, porque en muchas ocasiones no cuentan con estructuras sólidas que garanticen su estabilidad.
Ante esa ese panorama, el experto en construcciones, Hugo Fernando Dueñas Pomperosa priorizó que esa situación de 70 puntos porcentuales de autoconstrucciones, es un riesgo durante cualquier movimiento telúrico.
Puntualizó que ese porcentaje de construcciones se han levantado o construido, sin un marco normativo y sin la intervención de personal certificado en el asesoramiento durante el proceso de edificación.
Las autoconstrucciones se pueden observar en la periferia de la metrópoli y en los municipios de la Sierra Negra, Sierra Norte y en las demarcaciones de la Mixteca.
Muñoz Muratalla priorizó que en Puebla capital, las zonas de la periferia son las más endebles en cuanto a la resistencia de sus construcción.
Proyectó que las autoridades deben dirigirse a las construcciones críticas como son hospitales, escuelas, plazas, mercados y todos los centros en donde conviven miles de personas para evaluar el estado de las estructuras para evitar posibles incidentes.