La seguridad, la salud y ahora la distribución del agua son parte de las promesas de campaña que más han permeado entre los poblanos, quizá porque son también las demandas más sentidas.

Los poblanos tienen claro qué es lo que se requiere. El verdadero dilema está en quién presenta la mejor manera o la propuesta más real para disminuir los índices de inseguridad en el estado, que hoy por hoy nos traen de salto en salto.

No acabamos de digerir los asesinatos en la calzada Zavaleta, cuando el tema de los descuartizados en el Periférico nos robó la paz. Días después dos balaceras nocturnas y ayer, el abandono de un menor, que por su edad aún puede ser catalogado como bebé, dentro de una maleta y con huellas de violencia física.

Trabajar en encontrar las causas es la propuesta de Morena; principalmente regalar dinero a los que consideran “pobres”. Enfrente, con la oposición, la propuesta es aumentar el número de uniformados y patrullas.

Y en este mar de ideas hay también algunas extravagantes, como la de Fernando Morales para aumentar las penas de cárcel a quienes cometen robos en el transporte público.

Sin embargo, ayer las y el candidato a diputado federal por Fuerza y Corazón por México señalaron la importancia de garantizar que el Semefo opere en condiciones dignas para poder concluir o aportar mejores elementos a las investigaciones y así garantizar que quienes cometen delitos como los homicidios, sean sancionados.

Continuar con un Servicio Médico Forense en las deplorables condiciones en las que hoy se encuentra impide que haya pruebas en contra de los delincuentes y con ello los jueces se ven obligados a dejar en libertad a quienes han cometido los crímenes. En pocas palabras: propicia la impunidad.

Y ya sabemos que delito que no se castiga, se vuelve a repetir.

En Puebla necesitamos que las futuras autoridades, en este caso nuestro futuro gobernador, nos presente soluciones de fondo. La gente está cansada de escuchar pretextos, de culpar a las autoridades “del pasado” sobre los problemas del presente.

Nuestro estado ha tenido la dicha o desdicha de ser gobernado por el PRI, por el PAN y recientemente por Morena, es decir, en Puebla conocemos el trabajo y las carencias de los diferentes partidos.

Así que la pregunta será quién de los candidatos logra convencer al electorado de que realmente asumirá los retos que se presentan en materia de inseguridad y salud pública, sin voltear a culpar a sus antecesores.

Hasta hace unos años, en plena pandemia, Puebla presumió de un sistema de salud pública robusto. Hace menos de dos décadas nuestro estado gozaba de una paz envidiable.

¿Cuál de los tres candidatos logrará convencer al electorado de que es capaz de ser un buen gobernador?

Veremos y diremos.