Como parte de la búsqueda de elementos arqueológicos de la primera etapa de construcción de Tlatelolco para corroborar la fecha de su fundación, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en el Templo Mayor de esa zona arqueológica una escalinata y un piso estucado, cuya antigüedad podría ser de entre 950 y 1200 d.C.
Este hallazgo podría corroborar en qué momento fue construida la primera edificación de la ciudad prehispánica y con ello determinar cuándo se fundó Tlatelolco, informó en un comunicado la arqueóloga Lucía Sánchez, jefa de la zona arqueológica.
De acuerdo con fuentes etnohistóricas, como las crónicas oficiales de Fray Diego de Durán y del Padre Acosta, la fundación de Tlatelolco ocurrió en 1337, mientras que la de Tenochtitlan, en 1325. Sin embargo, otras fuentes, como la Historia Tolteca-Chichimeca y el Mapa de Sigüenza señalan que Tlatelolco se creó antes que Tenochtitlan o de manera simultánea.
La investigadora del INAH detalló que el hallazgo de esta escalinata se suma a otras localizadas en años anteriores. En esta ocasión también se descubrieron fragmentos de cerámica, piezas de obsidiana y huesos de animales pequeños, que formaban parte del relleno de la pirámide.
Como si fueran las capas de una cebolla, el Templo Mayor de Tlatelolco es estudiado de afuera hacia adentro, aprovechando un corte realizado en la época prehispánica, que al paso de los años se convirtió en un túnel que corre transversalmente en su interior.
Lucía Sánchez recordó que entre 1992 y 1993, durante las excavaciones a cargo del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, en la denominada Etapa 1 a, se encontró una escalinata completa en el interior de la fachada occidental de la pirámide, y los restos de otra. Posteriormente, en 2007 se retomó la excavación y se localizó una tercera escalinata, igualmente rota, que se ubicó en la Etapa 1 b.
En 2009, continuó, se realizó otra exploración desde la parte superior de la pirámide y se encontró —a 7.5 metros de profundidad— un piso de estuco y una pilastra (pequeña columna) con restos de pintura de colores rojo, negro y azul, así como fragmentos de braseros policromos sobre el piso.
La arqueóloga abundó que entre febrero y junio de este año, a través del túnel transversal —a 12.5 metros hacia el interior—, se descubrió la escalinata que daba acceso a un adoratorio, así como la continuación del piso estucado localizado en 2009, espacio que se ha denominado como la Etapa 1 c, y que podría corresponder al periodo Posclásico (950-1200 d.C.).
En estas recientes excavaciones, continuó la jefa de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, también se halló cerámica, obsidiana —principalmente en forma de navajillas—, piedras trabajadas para usarlas como material constructivo y otras de relleno para edificar templos, y huesos de animales pequeños, posiblemente roedores.
“Todo el material se encontró como relleno de la construcción. Además, entre la tierra se descubrieron pequeñas conchas de moluscos propios del lecho de lago, lo que nos indica que la tierra para rellenar fue tomada de éste.
“Los elementos encontrados corresponderían a la fundación de la ciudad y, de acuerdo con las fuentes etnohistóricas, estarían ubicados tentativamente alrededor del año 1337, aunque podrían ser más antiguos, de 1000 a 1200 d. C.”, comentó Lucía Sánchez.
La investigadora dijo que actualmente se realiza un análisis del estilo de arquitectura, para comprobar si las tres etapas (1a, 1b y ahora 1c), corresponden a fases constructivas distintas, o si sólo son ampliaciones de un mismo basamento; es decir, sólo un añadido del Templo Mayor de Tlatelolco, como acostumbraban edificar los mexicas.
La arqueóloga detalló que para obtener información precisa y complementaria a los datos de la excavación, se llevan a cabo diferentes estudios de los materiales encontrados en años anteriores, tales como carbón, cerámica y concha, para lo cual se cuenta con la colaboración de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH y del Laboratorio de Paleomagnetismo del Instituto de Investigaciones Geofísicas de la UNAM.
“Algunos de los análisis implicarán fechamientos de carbono 14, así como de termoluminiscencia y arqueomagnetismo, métodos que sirven para determinar la antigüedad de una pieza de cerámica y de los pisos de estuco”, explicó.
Los resultados que se obtengan, destacó, permitirán —de acuerdo con los objetivos del Proyecto Tlatelolco, impulsado por el arqueólogo Eduardo Matos en 1987— establecer las comparaciones entre las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco en sus etapas más antiguas.
Las exploraciones en el Templo Mayor de Tlatelolco forman parte de un proyecto arqueológico comenzado en 1987 y que se ha desarrollado de manera ininterrumpida hasta hoy, bajo la coordinación del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, con la colaboración de los investigadores Patricia Ledesma, Alejandro Rivera, Claudia Nicolás, María de Jesús Alvízar y Lucía Sánchez de Bustamante, concluyó el INAH.