En el segundo día de la Ciudad de las Ideas, la sombra del 11/11/11 motivó a los asistentes al encuentro que se celebra en el Complejo Cultural Universitario.
En cápsulas de 11 minutos, los conferencistas de la utopía cívica de Roemer y Salinas Pliego desplegaron su conocimiento y otro su ironía como el documentalista Morgan Spurlock.
Por otro lado, los científicos Eythor Bender y Denis Hong abordaron la nueva relación que el ser humano guarda con la robótica y la biónica con distintos medios de comunicación.
Bender desea ayudar a las personas que viven con diversos impedimentos, desde daños en la médula espinal o en los nervios, para crearles extremidades biónicas.
Actualmente es presidente de Berkley Bionics, y está logrando su sueño, pues el equipo con que trabaja diseña exoesqueletos, o como él los define, “robots para vestir”. Estos incrementan la fuerza, la movilidad, la seguridad del cuerpo y, por supuesto, una calidad de vida que mejora drásticamente.
Bender ha fomentado la innovación al integrar la ortopedia con la biónica y consiguió tecnologías aprobadas por el FDA desde perspectivas poco convencionales. HULC (Human Universal Load Carrier) fue el primer exoesqueleto comercial que permitió cargar hasta 200 libras por hora sin lastimarse la espalda. Esto fue particularmente útil para el Ejército, ya que generalmente tienen que levantar grandes cargas y terminan con dolor de espalda crónico.
Sus exoesqueletos y sus piernas, o eLegs, recientemente se hicieron disponibles para personas en sillas de ruedas, usuarios comprometidos a vivir su vida al máximo, que recuperaron la fuerza para pararse y caminar
Robots humanoides
Sobre Dennis Hong, el segundo especialista que ofreció una conferencia en la sala de prensa de La Ciudad de las Ideas, hace falta decir que su sueño es diseñar robots que sirvan como sirvientes en las casas de las personas, y para lograrlo, hasta ahora, en su laboratorio RoMeLa (Laboratorio de Robótica y Mecanismos), ha diseñado 20 distintos tipos de robots en los últimos siete años. Creó con su equipo a “Charli”, un robot humanoide del tamaño de un adulto, completamente autónomo, que entre muchas otras cosas puede jugar futbol.
Dennis Hong sabe que a pesar de que su sueño es que los humanos utilicen a sus robots como herramientas para facilitarles el trabajo, no es ingenuo y adivina que muchos los pueden usar para hacer la guerra.
En las escuelas de ingeniería —dijo en la conferencia— no hablan de ética; yo les hablo a mis alumnos sobre el impacto que va a tener su trabajo, pero eso nunca puede preverse, así que es importante pensar en estas cuestiones.
Mentes creyentes
A Michael Sherman, el tercer pensador que ofreció una conferencia de prensa previa a su presentación en La Ciudad de las Ideas, no le seducen las creencias porque sabe que nuestro cerebro es una máquina diseñada para creer.
De toda la información que recibimos a través de los sentidos, afirmó, nuestro cerebro encuentra patrones, a los cuales les otorga un significado. Finalmente, estos patrones se convertirán en creencias. Una vez que éstas se forman, el cerebro busca evidencia que las confirme, justificándolas y racionalizándolas. Después, estas ideas cambian e incluso se extinguen.
Es autor de diez libros; su magnus opus, recientemente publicada, La mente creyente, estudia por qué el hombre cree. Psicólogo y escéptico, Shermer pidió que haya un mayor uso de la ciencia y una dosis de escepticismo para cuestionar la validez de nuestras creencias. En la conferencia que ofreció a los medios, les recomendó “por un día entero sean ateos y vean cómo se sienten, vean cómo les va y luego vayan extendiéndolo a una semana y luego a un mes, y así sucesivamente hasta que sean libres”.