Con motivo este sábado del 181 aniversario del natalicio de la escritora estadounidense Emily Dickinson, el museo que lleva su nombre organizará un evento por tal acontecimiento.

El hecho consistirá en la proyección de un documental fotográfico elaborado por Jerome Liebling y una fiesta en memoria de Dickinson.

Emily Elizabeth Dickinson

Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts, 10 de diciembre de 1830-15 de mayo de 1886) fue una poetisa estadounidense, cuyo trabajo apasionado ha colocado a su autora en el reducido panteón de vates fundacionales de su país, que hoy comparte con Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman.

Emily Dickinson pasó gran parte de su vida recluida en una habitación de la casa de su padre en Amherst, y, excepto cinco poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte.

Emily fue miembro de una familia proveniente de Nueva Inglaterra. Sus antepasados habían llegado a Estados Unidos en la primera oleada migratoria puritana, y la estricta religión protestante que profesaban influyó sobre la obra de la artista

Austin Dickinson, hermano mayor de la escritora se casó en 1856 con Susan Huntington Gilbert, ex compañera de estudios de Emily en la Academia de Amherst, quien cumplió un importante papel en la vida emocional de Dickinson.

Gilbert, al mudarse a la casa contigua a la que vivía Emily, se convirtió en amiga y confidente de la poetisa, consta por la correspondencia mantenida que su cuñada fue la segunda persona a quien le mostró sus poesías.

Lavinia Dickinson, su hermana menor, fue su compañera y amiga hasta el fin de su vida. Las pocas confidencias íntimas que se conocen de la poetisa provienen de ella.

La menor de los Dickinson respetó hasta la muerte de su hermana la decisión de mantener ocultas sus obras, protegió su vida privada hasta donde le fue dado hacerlo, creando y manteniendo el ambiente de calma, aislamiento y soledad que Dickinson necesitaba para dar forma a su gran producción poética.

La educación de Emily Dickinson fue mucho más profunda y sólida que las de las demás mujeres de su tiempo y lugar. Asistió a los colegios, de Amherst y el Seminario para Señoritas Mary Lyon, pero debido a su mala salud no volvió a estudiar.

Durante toda su vida, Dickinson se puso en manos de hombres a los que consideraba más sabios que ella y que podían, mediante el sencillo expediente de indicarle qué libros debía leer, organizar sus conocimientos y allanarle el camino del arte que ella pretendía recorrer.

El último maestro y mejor documentado fue Thomas Wentworth Higginson, a quien descubrió el 25 de abril de 1862 cuando la poetisa tenía 31 años.

Cuando Dickinson tenía la edad de 51 años murieron Benjamín Franklin Newton y Charles Wasdworth, otros personajes a quienes admiraba mucho, esta pérdida la sumió en una terrible depresión y su único camino para evitar la muerte fue la poesía.

No obstante lo prolífico de esos años aumentó la negativa a la publicación de sus poemas y comenzó a dejar de salir de la casa de su padre. Esta reclusión fue frecuente en las mujeres de su familia, manifestaron algo así como una repulsión a las personas y al exterior.

El encierro fue aumentando, al comienzo Dickinson salía a hacer las compras, a la iglesia, a pasear al perro; después ya sólo iba a los terrenos de su padre.

En los últimos 15 años de su vida, nadie en Amherst volvió a verla, excepto que algún paseante ocasional que vio su figura vestida de blanco paseando por el jardín de los Dickinson en los atardeceres de verano. Tres años antes de morir dejó de salir de su cuarto.

El suceso que terminó con su vida fue la muerte de su sobrino menor, Dickinson adoraba a ese niño, pasó todo el verano de 1884 en una silla. Emily Dickinson pasó de la inconsciencia a la muerte el 15 de mayo de 1886. Lo último que escribió fue una carta titulada “Me llaman”.