El legado de Octavio Paz, en especial su lucha por la libertad, está vivo y recuerda la necesidad de mantener el cuestionamiento y la autocrítica para entender los problemas del mundo, afirmaron hoy aquí personalidades conocedoras de su obra.

Las consideraciones sobre el fallecido escritor mexicano fueron realizadas durante el coloquio “Siglo XXI, la experiencia de la libertad. Homenaje a Octavio Paz”, en Casa de América, en el marco de las actividades por el centenario del nacimiento del Premio Nobel.

La cita reunió a los escritores Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Enrique Krauze y el ex presidente del gobierno español Felipe González, quienes valoraron desde su óptica la influencia del escritor mexicano como intelectual y poeta.

Krauze, quien trabajó 22 años al lado de Paz en las revistas Plural y Vuelta, sostuvo que “las guerras intelectuales que libró Paz de vida las sigue librando de muerto”, y reconoció que “extraña al poeta combativo, indignado y rebelde”.

El historiador mexicano sostuvo que el legado de Paz “es un llamado a la pasión crítica”.

Consideró que hoy Paz también se pronunciaría sobre los “poderes que actúan contra la prensa, poderes políticos que corrompen, poderes mediáticos, poderes ideológicos que han establecido una nueva inquisición o poderes revolucionarios como el de Venezuela”.

Vargas Llosa lo definió como “un gran pensador de la libertad y un gran polemista que siempre sometió su análisis a la crítica”, lo que le permitió cambiar” muchas de sus posiciones durante su vida, en especial cuando “se alejó del colectivismo y fue más allá de adoptar la democracia”.

El Premio Nobel de Literatura 2010 refirió que Paz “nunca aceptó que el mercado garantice la creación artística y literaria”.

“La idea de que el mercado determine el éxito o fracaso de creaciones literarias le repugnaba. Le parecía que era cultura enajenada, en la que el precio y el valor se fundían en una sola mentira”, añadió el escritor peruano.

Sostuvo que “lo fascinante es que (Paz) planteó problemas de difícil solución. En ese sentido fue un gran maestro”.

“No esquivó los problemas ni los dilemas, los enfrentó y aunque no llegara a encontrar soluciones, allí dejó preguntas y críticas, angustias y anhelos, y eso da a su obra inmensa, estimulante vitalidad”, añadió.

El ex presidente del gobierno español aseveró que “una cosa no cabe duda, Octavio Paz sigue siendo actualidad”, debido a que sus preguntas siguen vigentes sobre los modelos de democracia, de libertad económica y formas de gobernar.

González consideró que la democracia no ha fracasado, y que una preocupación es que al mismo tiempo que se construye un modelo económico aumentan las desigualdades y se estrechan las libertades.

“¿Por qué no lo recuperamos? Era un gigante como creador y como poeta, rindiendo un homenaje de qué pasa con su pasión por la libertad, su visión de la democracia, la desconfianza por si la cultura se pueda someter al mercado”, reflexionó.

El filósofo y escritor Fernando Savater expuso que los ensayos de Paz acercan unos a otros con sus ideas, ya que “en el fondo pensar es conectar ideas, porque tener una sola idea no se puede llamar pensamiento, que es búsqueda de similitudes”.

Subrayó el carácter de Paz como educador, para la transmisión de conocimiento y cuestionamiento que realizaba con toda naturalidad, “pero no como maestro, sino que contrariaba al discípulo en una labor de convencer que se tenía que pensar”.

Para el escritor chileno Edwards, Paz “nunca se instala en una teoría e ideología, desarrolla la teoría de poesía crítica, que para él es con la que se hace preguntas sobre la propia poesía”.

Afirmó que la del escritor mexicano es “una lección permanente, lectura permanente, y un llamado a pensar libre, personal y autónomo”.

El evento fue coorganizado por el Senado de México, cuyo presidente Raúl Cervantes Andrade, y la presidenta de su Comisión de Cultura, Blanca Alcalá, participaron en el evento.

Asimismo, participaron el titular de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Ricardo Cayuela, y el secretario de Estado español de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia Aldaz.