La identificación del barco medieval es preliminar, pero muchas pruebas corroboran la atribución mongola. El hallazgo yace a una profundidad de 14 metros cerca de la isla Takashima, a tan solo 1.700 metros al este de otro barco mongol descubierto en 2011. Además, en el lecho marino se han recolectado numerosos artefactos relacionados con los invasores más peligrosos de la época.
La parte visible de los restos incluye las estructuras de babor y estribor más cercanas a la proa de la embarcación. Los tablones utilizados para construirla miden al menos 11 metros de largo, aseguraron los buzos citados por el periódico Asahi Shimbun.
"Realmente esperamos que sea un barco de los invasores mongoles", dijo el profesor de arqueología Yoshifumi Ikeda, "Planificamos aclarar detalles como la estructura, el tamaño y el origen [de la embarcación] mediante una posterior excavación. Se ha conservado bien, por lo que esperamos que nos proporcione un importante cargamento de cerámicas y armas".
Un enigma que probablemente tardará años en resolverse es si realmente el barco participó en una de las dos expediciones que tuvieron lugar durante el gobierno del gran kan y emperador chino Kublai, fundador de la dinastía Yuan.
La primera zarpó en 1274 y constaba de entre 800 y 900 navíos de distinto tamaño que transportaban un total de 13.000 guerreros mongoles, chinos y coreanos. El desembarco tuvo un éxito parcial y fugaz y el intento se repitió en 1281, cuando el gobernante envió a más de 1.170 buques a Japón, aunque prácticamente todos ellos fueron destruidos por un tifón mientras los invasores se trasladaban de una isla a otra.
El descubrimiento se hizo posible gracias a una búsqueda científica que la Universidad de Ryukyu y el Departamento de Educación de la ciudad de Matsura llevan a cabo en la zona con el uso de un sónar perfilado para detectar objetos sumergidos.