Antes de que llegaran Carla Morrison, Mon Laferte, Denise Gutiérrez y toda esa camada de féminas cantando sobre vagos sentimentalismos, con voces poderosas pero mal aprovechadas, el mundo nos regaló a una verdadera campeona de la canción, una cantante subversiva que llevó su disidencia hasta la tumba, Amy Winehouse. 

¿Oscura?, oscurísima, Amy Winehouse no llegó ni a los 28 años de edad, así de difícil fue su vida. La cantante nació un día como hoy de 1983, tras colapsar a causa del síndrome de abstinencia. De seguir viva hoy festejaría 33 años de vida. 

Completamente desalineada, con evidentes trastornos alimenticios, diferentes adicciones, depresión, baja autoestima, tatuajes hasta el tuétano, y un semblante descompuesto componían la personalidad de una Amy Winehouse que en sus últimos espectáculos se subió al escenario estando completamente drogada, al mismísimo estilo de Nina Simone.

Con tan solo dos álbumes de estudio, la virtuosa, puso de cabeza al mundo de la música. 

Dueña de una voz inigualable, el registro vocal de la londinense era poderoso, así como versátil. Winehouse podía navegar en las aguas del jazz, el soul, blues, el R&B, e incluso el ska, para muestra de ello, continuación el tema Just Friends.