Maria Sharapova se erige sobre las semifinales femeninas del viernes como una rusa rejuvenecida que tratará de recuperar el trofeo que catapultó su carrera hace siete años. La rusa, campeona en 2004, se clasificó este jueves para su segunda final de Wimbledon al derrotar a la alemana Sabine Lisicki por 6-4 y 6-3, y luchará por el título contra la checa Petra Kvitova.
La número seis del mundo y quinta favorita en la competición, que no ha cedido ni un solo set este año en el All England Club, empezó el partido siendo la primera en perder su servicio pero se repuso a tiempo para ganar su plaza en la última cita.
Con sólo 24 años, la tenista nacida en Siberia ha ganado muchos millones desde que se convirtió en la chica de oro del deporte batiendo a Serena Williams en la final de 2004, pero los títulos de Grand Slam que tanto ansía han sido más difíciles de conseguir de lo que se presuponía.
Se medirá a la alemana Sabine Lisicki en la pista central con la número cinco del mundo, Victoria Azarenka y la octava cabeza de serie Petra Kvitova aguardando ganadora para la final del sábado.
Mientras las otras tres tenistas esperan levantar el plato de Venus Rosewater -así se le denomina al trofeo de campeona-, las miradas están centradas en Sharapova después de que destruyera a Dominika Cibulkova en los cuartos de final, aumentando en muchos enteros las expectativas de cara a la victoria en Wimbledon.
Esta vez, sin embargo, después de que se viera en un callejón sin salida mientras luchaba por volver a las pistas debido a una lesión en el hombro, significaría mucho más llevarse la victoria que cuando lo hiciera siendo una desenfada adolescente.
"Por supuesto que tendría más sentido", dijo Sharapova a los periodistas. "Cuando estas en una situación en la que no sabes si volverás a jugar al máximo nivel, quieres intentar y superar a los rivales día a día, absolutamente significaría más para mí".
Una vez fuera de combate las hermanas Williams y la número uno, Caroline Wozniacki, el cuadro ha quedado abierto de manera tendenciosa a favor de Sharapova. La rusa no puede tener una oportunidad más manifiesta para conseguir su cuarto título de Grand Slam antes de que las nuevas generaciones de tenistas den cuenta de ella.
Y no es que Maria Sharapova vaya a dar nada por sentado, pues especialmente la peligrosa Lisicki, la tenista con el servicio más peligroso de todo el circuito, bloquea por el momento su camino. "Está jugando fenomenal sobre hierba y siempre es muy peligrosa", dijo la rusa sobre su rival en semifinales.
"Se trata de una gran cita en un Grand Slam y voy a jugar contra una rival correosa. Le golpea muy duro. Es probable que sea una de las más fuertes sacando del cirucito. Está muy acostumbrada a jugar en hierba, así que será todo un reto", apuntó Sharapova.
El mejor resultado de Lisicki en Wimbledon lo logró hace dos años, a los 19 de edad, cuando alcanzara los cuartos de final antes de que una lesión en el tobilla estancara su progresión.
Sin embargo, la alemana ha justificado totalmente la invitación de los organizadores desplegando toda su artillería pesada y desplegando sus certeras dejadas, características que la han convertido en algo así como la favorita del público en el campeonato este año.
Además, espera que la etiqueta de perdedora frente jugará un papel fundamental a su favor y en contra de la doncella de hielo, Maria Sharapova.