Se jugaba el primer tiempo del partido cuando los jugadores de ambos equipos abandonaron la cancha corriendo para refugiarse en el interior del estadio TSM, según pudo apreciarse en la transmisión televisiva. Incluso, uno de los futbolistas, el argentino Emanuel Ludueña, salió cargando a su hijo.
Poco después, cientos de simpatizantes, incluidas familias con niños, invadieron la cancha y corrieron asustados para alejarse de las detonaciones que se escuchaban en la cercanía.
Torreón, a unos 1.000 kilómetros al norte de la capital, ha sido en tiempos recientes escenario de enfrentamientos entre grupos del narcotráfico.
Tanto la crónica en directo que realizaba TV Azteca, como relatos de testigos citados por otros medios mexicanos refirieron que las detonaciones correspondían a disparos de arma de fuego.
Ni Santos ni la Federación Mexicana de Futbol se habían pronunciado sobre los hechos de inmediato. Tampoco había un reporte oficial sobre lo ocurrido por parte de las autoridades.