El Arsenal no logró el milagro, pero condujo a la gloria a su afición y a cualquiera que gusta del futbol, pues ‘arañó’ la remontada al vencer (3-0) al Milan, que después del susto pudo festejar el pase a los Cuartos de Final de la Champions gracias al marcador global (4-3).

Apenas el árbitro hizo sonar su silbato y los jugadores del conjunto inglés se desbocaron al frente, no podían hacer menos, no había mañana. La marea roja y blanca, veloz, impetuosa y con futbol, pronto arrinconó a la visita.

La esperanza local, casi extinta al inicio del encuentro, creció al minuto 6 cuando Koscienly anotó, luego de realizar un movimiento perfecto dentro del área tras un tiro de esquina; el francés llegó desde atrás y aprovechó la mala marca de Van Bommel para hacer un remate de cabeza, machucado, picado, pero suficiente para vencer a Abbiati.

Los londinenses mordían en el césped y en las gradas, mientras que la escuadra lombarda lucía nerviosa y parecía haber olvidado el concepto inculcado por Allegri en el vestidor: concentración. Eran tan claras las condiciones del juego que Robin van Persie tuvo tres claras opciones de gol, apenas al 20’; la primera estrellada en el arquero, la segunda desperdiciada tras una mala combinación con Rosicky y la tercera eclipsada por un espectacular vuelo de Abbiati.

Todavía noqueados, los italianos recibieron el segundo cañonazo, que aunque hizo estallar al Emirates, aún no era suficiente para ilusionarse. Theo Walcott aprovechó un servicio al espacio para ‘devorar’ la banda derecha, pero su avance fue cortado por un débil y errático despeje de Thiago Silva, el cual fue capturado por Rosicky, quien muy inteligentemente colocó el balón pegado al poste derecho.

El ritmo e intensidad del encuentro no bajó, incluso hubo un leve intento rojinegro por controlar más el balón, pero este propósito fue derrumbado por el sueño gunner, que comenzó a ser real gracias a su superhéroe, Robin.

Chamberlain escapó por la derecha, era un rayo que ingresó al área y que sólo con una falta pudo detener Mesbah, en complicidad con Nocerino. Penalti que fue bien ejecutado por el delantero holandés.

El primer tiempo terminó con un desperdició de El Shaarawy, que, de concretar, pudo cambiar el rumbo del partido, aunque sí pronosticó un mejor complemento rossonero.

El inicio de la segunda mitad no demeritó, pues al ímpetu del Arsenal se le sumó el orden y un leve despertar del Milan; ya no sólo el dominio de los dirigidos por Arsene Wenger, ahora los contragolpes del rival ya olían a peligro.

Van Persie tuvo en sus botines la hombrada, pero Abbiati, en doble atajada y con un costal lleno de suerte, evitó el tanto cantado.

Nadie en Inglaterra lo esperaba, pero llegó un segundo rival para los Gunners: el cansancio. Era imposible mantener el ritmo, en cambio el líder de Italia crecía, tuvo varios arribos importantes, pero el más relevante es la anotación que dejó ir increíblemente Nocerino, quien le regaló la pelota a Szczesny estando sólo frente a la portería.

La historia ya no cambiaría, los rossoneros limpiaron su imagen, recobraron la confianza y se instalaron en Cuartos de Final, mientras que los Cañoneros morían con honor, haciendo sentir orgullosos a sus aficionados y dejando una enseñanza: que en el futbol las hazañas siempre son posibles.