El Real Madrid goleó a un Sevilla frágil de carácter, para acariciar el título de Liga, que esta noche puede conseguir matemáticamente si el Barcelona no gana en Vallecas, con una reacción de campeón para superar el disgusto de quedarse a puertas de la 'Décima' Copa de Europa.

Cuando aún se sentía en el estadio Santiago Bernabéu la decepción en el madridismo por un nuevo disgusto europeo, el Real Madrid tiró de orgullo para levantarse con rapidez y dar un nuevo paso tan firme hacia el título como el resto del campeonato liguero. Ganar la Liga es el mejor antídoto. Poner fin a la hegemonía de su gran rival. Uno de los grandes objetivos de Mourinho.

Con el depósito en reserva tras una temporada con pocas rotaciones del técnico portugués y en una semana en la que el desgaste ante el Bayern fue máximo, con prórroga incluida, no fueron argumentos suficientes para realizar cambios. Solo uno, pero de concepto y tan importante, que propició la recuperación del balón.

El cambio que tardó una eternidad en hacer Mourinho ante el Bayern lo plantó de inicio. Esteban Granero fue la novedad en un equipo en el que jugadores como Kaká y Gonzalo Higuaín quedan señalados. Ni un minuto para ellos tras una semana de duelos decisivos en la que su protagonismo fue nulo.

La pareja Granero-Xabi Alonso respira fútbol. Alivia el peso de la creación que recae cuando está Khedira en un solo futbolista, en el tolosarra. Y aumenta el ritmo del fútbol vertical madridista. Pese a que las fuerzas flaquean, el juego blanco adquirió una velocidad tan alta en los últimos metros que dejó retratada a la defensa sevillista y elevó la figura de Javi Varas.

Toda la brillantez nace de Özil. Inventa para que Cristiano culmine. También activo Benzema. Sus movimientos tenían premio por la visión de Granero.

El Sevilla también tiene dinamita ofensiva. Su endeblez pasó al olvido cuando conectaron Jesús Navas y Reyes pero Negredo tuvo uno de esos días en los que es mejor quedarse en la cama. Primero se estrelló con una valla del fondo, tras un ligero empujón de Pepe. Luego sufrió un fuerte golpe en las costillas de un compañero. Y su pelea incansable con el central portugués no encontró el premio del gol. Y eso que tuvo un mano a mano con Casillas en el que apostó por picar el balón. En exceso.

Antes ya había marcado el incansable. El ambicioso Cristiano. Visiblemente afectado por la eliminación europea. Con más gestos de rabia y el mismo fútbol. Un corte de Granero en la presión acabó con el balón en Benzema. Coke se comió su recorte y Ronaldo ajustó su disparo al palo. 57 goles en una temporada que huele a 'Balón de Oro'.

El Sevilla necesitaba puntuar para mantenerse con fuerza en su último objetivo y principal, la lucha por puesto europeo. Reyes asumió el peso que le pide Míchel en el primer acto. Con dos pases al espacio que cogieron la espalda a la defensa blanca. Negredo y Navas perdonaron lo que el Real Madrid no. Y el propio Navas tuvo una clara que chutó blando a las manos de Casillas.

Fueron los momentos del Sevilla. Los dejó escapar y ya no tendría una oportunidad igual. Subió una marcha el Real Madrid, enganchando dos contraataques que explota como ningún equipo del mundo. Benzema y Di María no marcaron. Y el poste repelió una falta indirecta chutada con Cristiano, que hizo lucirse a Navas en la siguiente jugada con un disparo potente abajo.

Era una mañana de buen fútbol, con el Real Madrid comenzando a celebrar el título, cuando los ultras corearon el nombre de José Mourinho. Pese a la Liga, un sector del Bernabéu lo rechazó y silbó. Es su muestra de desacuerdo con lo que hizo el técnico ante el Bayern. Por su falta de reacción.

Mientras, sobre el césped, pudo sentenciar el Real Madrid. Las dos claras ocasiones con las que se despidió el primer acto se repitieron en la reanudación. A los 48 minutos Benzema daba por finalizado el duelo. Otro error defensivo de Coke del que sacó oro. Se confió el defensa, nadie le avisó de que le apretaba Karim, y tras un centro de Di María, su despeje acabó rebotando en el francés y dentro de la red. Muestra de la falta de tensión defensiva del Sevilla.

En la grada se adelantaba el cántico de "campeones, campeones", cuando Benzema firmaba su doblete con un testarazo a pase preciso de Sergio Ramos. Un futbolista señalado por la crítica por su fallo en el lanzamiento de penalti del que nunca se puede dudar. Referente de un Real Madrid que ha sido el mejor de la temporada en España. El más regular. Y que comienza a degustar el título tras una reacción de campeón.