Casi un siglo después de la llegada de George Herman Ruth a los Yanquis de Nueva York, Babe sigue siendo noticia y dejando millones de dólares en ganancias.
La tarde de este sábado termina una subasta por Internet desarrollada por SCP Auctions, en la que se espera que los coleccionistas ofrezcan hasta dos millones de dólares por una camisola que Babe utilizó tras su incorporación con los Yanquis de Nueva York en 1920, procedente de los Medias Rojas de Boston.
Hasta la tarde del viernes, las ofertas por el jersey ya habían llegado al millón y medio de dólares, lo cual resalta, ya que pocos artículos subastados de béisbol han superado la cifra del millón.
El pasado 30 de abril comenzó la subasta de esta camiseta, que durante muchos años fue exhibida en el Museo de Babe Ruth, en Baltimore, Maryland.
Se trata del uniforme que los Mulos utilizaron en la década de los 20, cuando jugaban fuera de su estadio, el Estadio Yanqui, conocido también como ‘la casa que Ruth construyó’, y se tiene conocimiento que es el primer uniforme utilizado por el pelotero estadounidense, con el histórico dorsal 3, en un juego oficial con esta franquicia.
Para los organizadores de la subasta, representa tener entre sus manos un objeto de proporciones legendarias, con un valor incalculable en términos monetarios, por lo que representó Babe Ruth, no sólo para los Yanquis y el beisbol, sino para toda la cultura de Estados Unidos.
“Esta camiseta fue usada por él durante los años más cruciales de su carrera, y podría decirse que los años más trascendentales en la historia del beisbol. Éste es uno de los mejores artículos deportivos que veremos en nuestra vida”, dijo Dan Imler, presidente de SCP.
Desde que fue puesta en subasta, ya se esperaba que la camisola superase el millón de dólares, una cifra que Babe Ruth no alcanzó a ganar en sus 21 años de carrera como profesional. De acuerdo con el sitio de estadísticas Baseball Reference, en total, Ruth ganó 910 mil 696 dólares.
George Herman Ruth comenzó su carrera con Boston, en 1914, a los 19 años. Estadísticamente no fue tan sobresaliente con este equipo, pero sí dejó huella, porque una vez cambiado a Nueva York, en 1920, los Medias Rojas pasaron casi 100 años sin ganar una Serie Mundial, hecho atribuido a la célebre ‘maldición del Bambino’.