Miami Heat estaba ante una situación en la que todo se les había puesto de cara. Venían de dar una imagen impresionante en el ‘game 4′, jugaban en casa para desempatar la serie contra los Indiana Pacers y sus dos máximas estrellas estaban más ‘on fire’ que en mucho tiempo.
Poco más se podía pedir. No ganar el quinto encuentro de la eliminatoria era como desafiar al sentido común. Eso sí, de ahí a hacerlo con la rotundidad con la que lo Miami se impuso a Indiana había un trecho. Una cosa era aprovechar la situación y otra muy distinta abusar. Los Heat hicieron las dos cosas y encarrilaron la serie.
LeBron James y Dwyane Wade volvieron a ser el carbón que encendió a los Heat. Entre los dos sumaron 58 puntos (uno más de la mitad de los conseguidos por su equipo) y colocaron a Miami en una posición privilegiada para materializar su pase a las Finales de la Conferencia Este.
Volvieron a disfrutar de lo lindo sobre el parquet, como en aquellos primeros partidos que disputaron juntos en los Heat, y volvieron a encandilar a un público entregadísimo, como en aquellos primeros partidos que disputaron juntos en los Heat.
La historia se repetía y, como ya avisamos tras el cuarto encuentro de la eliminatoria, jugando ellos dos así es muy difícil que Miami pierda. Si a esto le sumamos que el base Mario Chalmers sumó 8 puntos y ayudó por dentro con 11 rebotes, las posibilidades de derrota todavía se minimizan más.
Indiana por su parte se vio como un rival para nada a la altura de las circunstancias. La imagen de los Pacers fue la misma que en la paliza recibida en el duelo anterior y el hecho de que Paul George fuera su máximo anotador con 11 puntos lo dice todo de un equipo huérfano de liderazgo, e incluso de ‘swagger’, en el momento en que Danny Granger enfiló el vestuario con molestias físicas para no regresar más en todo el partido. ¿Ha quemado Indiana ya todos sus cartuchos? El jueves lo veremos.
Información de Sport You.