Con momentos de buen fútbol, aunque ante un rival con muchas bajas y que jugó con diez hombres durante gran parte del partido, la Selección Argentina se impuso con claridad ante Alemania por 3-1, como visitante.

El amistoso se disputó ante más de 50 mil espectadores en el estadio Commerzbank-Arena, de Frankfurt, que atestiguó una convincente producción del equipo conducido por Alejandro Sabella, que sumó su sexto triunfo consecutivo entre compromisos por las Eliminatorias y de exhibición.  

Sami Khedira -en contra-, Lionel Messi y Ángel Di María marcaron los goles de la Selección. Descontó Benedikt Howedes para los locales.

El encuentro tuvo varios condimentos. Por caso, cuando estaba igualado en cero, el astro del Barcelona falló un penal: se lo atajó Marc André Ter Stegen, tercer arquero (el titular es Manuel Neuer, que faltó a la cita) y quien había sustituido a Ron-Robert Zieler, expulsado en la jugada anterior por infracción como último recurso. Desde ese momento, cuando el reloj marcaba 30 minutos del primer tiempo, la Argentina jugó con un hombre más.

Fue un aspecto que contribuyó mucho a que el conjunto nacional encontrara los espacios para desnivelar y al fin construyera una actuación convincente, impulsada por la notable jerarquía de sus atacantes y tras un inicio con dudas, porque Alemania había dominado en los primeros pasajes. 

Pero después de perder a uno de sus hombres, Alemania encima se hizo solita el primer gol: un despeje fallido de Khedira, que intentó alejar el peligro a la salida de un tiro de esquina y no hizo más que meterla en su propio arco. Y en ventaja, Argentina se hizo amo y señor de las acciones, con Messi y Di María a todas luces, ante un combinado local resentido en su composición habitual y sin respuestas ante la superioridad argentina. 

Enseguida Messi tuvo desquite tras una buena combinación con Gonzalo Higuaín y posterior definición con zurda, junto al poste derecho. Y Di María sentenció el asunto con un extraordinario disparo desde 35 metros. Alemania achicó diferencias gracias al gran cabezazo de Howedes, pero fue insuficiente para revertir la historia.