Tras la anulación a último momento del tradicional maratón de Nueva York, eje de una fuerte polémica tras el paso de Sandy por la ciudad, miles de personas salieron a correr el domingo a favor de obras caritativas o para ayudar a los damnificados por el ciclón.

En Central Park, miles de corredores se dieron cita, muchos exhibiendo con orgullo y algo de decepción su camiseta oficial del maratón anulado el viernes por la tarde por la alcaldía.

Lugar simbólico donde cada año 47 mil personas del mundo entero cruzan la línea de llegada tras haber recorrido 42 mil 195 kilómetros por las calles de Nueva York, esta vez Central Park fue utilizado como punto de partida de decenas de carreras organizadas con la ayuda de las redes sociales.

"Es un lugar natural para darse cita", explicó Lance Svendsend, coorganizador del "Maratón 2012 A Pesar de Todo".

Luego de que el alcalde Michael Bloomberg se viese obligado a cancelar el maratón a raíz de las críticas de quienes lo veían como una afrenta a los damnificados por el paso de Sandy el lunes pasado, Svendsend, habitante del vecino Nueva Jersey, recibió un mensaje de un amigo proponiendo correr de todos modos.

Unos minutos más tarde, ya se había creado una página en Facebook con más de 2 mil personas.

Para Svendsend, se trataba de un desafío tanto deportivo como moral: "Ya no es una carrera, es salir a correr 42 kilómetros", dijo, precisando que el objetivo era "hacer" los kilómetros prometidos a aquellos que dieron dinero a los maratonistas para obras caritativas, una tradición.

"Recaudé casi 4 mil dólares en Australia para la lucha contra el cáncer. Tenía que correr", señaló Elise Hinson, llegada de Sidney.

"Cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Síiiiii!", gritaron a coro las personas que se lanzaron por centenares a correr bajo un cielo azul y aplaudidos por un entusiasta público.

Sin embargo, detrás de las sonrisas, muchos apenas podían disimular su decepción por la anulación del maratón.
Christophe Pujade, un francés de 39 años, estaba al borde de las lágrimas. "Es una ilusión que se desmorona. El maratón de Nueva York es el sueño de todos los maratonistas", afirmó.

Pujade llegó a Central Park "para buscar las sensaciones de la carrera sin haberla hecho", y por ello se limitó a unos 15 kilómetros ya que prefirió ir a aprovechar la ciudad.

César Carrasco, un soldado chileno, mostraba orgulloso su uniforme militar y sus botas negras con las que ya corrió 18 maratones de Nueva York en nombre de amigos desaparecidos. Esta vez, después de unos kilómetros se volvía al hotel.

Si miles eligieron correr, otros prefirieron reorganizar su domingo para participar en actividades de ayuda a favor de las víctimas de Sandy.