Un encierro sin raza y de nula transmisión de la ganadería de Javier Molina se lidió este domingo 15 de junio en la Real Maestranza de Sevilla, España, durante el 18avo., festejo de abono,  circunstancia que nulificó las posibilidades de triunfo para una terna en la que destacaba la presencia del mexicano Juan Pablo Llaguno, quien este día debutaba con picadores en tierra hispana.

Llaguno estuvo muy dispuesto a lo largo de la novillada para sacar agua del pozo seco que resultaron los novillos de su lote, toda vez que hizo el esfuerzo en ambos astados. Agradó al público con una serie de detalles de calidad que le fueron valorados.

Juan Pablo recibió al tercero de la tarde con una serie de verónicas de temple y despaciosidad que remató con una  media para encantar al público. Debido a la falta de emotividad del astado, el mexicano tuvo que hacer un esfuerzo extra cuando toreó con la muleta para poner lo que le hacía falta al burel cuando éste acometía. La afición tomó en cuenta los pases que logró ejecutar por ambos pitones de manera intermitente pues el novillo quería siempre desentenderse del engaño. Terminó de estocada pero el ejemplar tardó en doblar por lo que debió emplear el descabello en una ocasión.

El sexto y serio astado tampoco contó con bravura ni clase por lo que, la colocación de banderillas se hizo larga. No obstante, la gente aguardó y paladeó los pases de Juan Pablo que implementó el toreo de cercanías, donde patentizó su determinación y firmeza en cada pase con lo que estableció con creces que estaba muy entregado para obtener el triunfo, sin embargo, el novillo que siempre estuvo muy parado, lo impidió. Terminó de estocada al primer intento.

FICHA DE FESTEJO

DOMINGO 15 DE JUNIO. Plaza Real Maestranza de Caballería de Sevilla, España. Casi media de entrada en tarde calurosa con ráfagas de viento.
TOROS DE JAVIER MOLINA, bien presentados pero sin raza. Se salvó de la quema el primero. Promedio de peso: 490 kilos.
MARIO DIÉGUEZ: Ovación en ambos
TOMÁS CAMPOS: Palmas  tras aviso y ovación
JUAN PABLO LLAGUNO: Palmas tras aviso y ovación