El temple, el ritmo y el compás en el toreo de Sebastián Castella le llevaron a cortar una importante oreja del quinto toro de la tarde, con el que el diestro francés estuvo templado y despacioso, destacando fundamentalmente en su toreo al natural, con el que alcanzó gran altura. 

Ese toro, con el hierro de El Pilar, tuvo nobleza, aunque no terminó de humillar. A pesar de ello, Castella se asentó con firmeza delante del animal, se encajó en los riñones y condujo la embestida con autoridad y mucho gusto. 

Bueno fue el toreo en redondo, y mucho mejor aun cuando se echó la muleta a la mano izquierda, momento en el que surgieron los mejores y más profundos muletazos de su actuación. El final de faena fue por ajustadas manoletinas y tras la estocada cortó un merecido trofeo.

El que lidió Sebastián Castella en segundo lugar fue un animal muy deslucido, pues no tuvo mucha fuerza y se defendió constantemente. 

Antes de iniciar la faena de muleta, Sebastián firmó un buen quite por chicuelinas. El diestro francés intentó estar por encima de la condición del toro, y con temple y suavidad intentó corregir los defectos del animal una vez inició su trasteo, pero el astado nunca se entregó. Lo mató de estocada y saludó desde el tercio.

Ficha del festejo

Valladolid, 11 de septiembre. 
Media entrada. 
Toros de El Pilar, bien presentados, de juego desigual.
Juan José Padilla, ovación y ovación.
SEBASTIÁN CASTELLA, ovación y oreja.
Iván Fandiño, silencio y dos orejas.