Una aparición providencial del francés Karim Benzema desatascó y rescató al Real Madrid, que consiguió una sufrida victoria en el estadio del Ludogorets búlgaro 1-2.

Los blancos empezaron el partido como si de un entrenamiento de pretemporada se tratara. Relajados, tranquilos, sin la tensión que requiere un partido de la máxima competición.

Enfrente había un equipo sin estrellas, con un presupuesto bajo, modesto, pero con orgullo y más calidad de la que cualquiera que no le hubiera visto nunca pudiera pensar.

En el primer córner que tuvieron los búlgaros –no podía ser de otra forma– llegó el primer gol. Pasividad de la defensa del Madrid, dos remates en el área pequeña y Marcelinho abrió el marcador ante la incredulidad blanca.

La calidad del Real apareció pronto y Chicharito forzó un penalti, pero hasta Cristiano estaba errático: falló la pena máxima. El partido se convirtió en un correcalles extraño, la relajación blanca permitió ocasiones del Ludogorets, y a la vez su calidad provocaba llegaba constantes.

El cuadro de Carlo Ancelotti mostró un esquema partido, con Asier Illarramendi como chico para todo utilizado para apagar los incendios que crearon sus compañeros de ataque, poco solidarios para bajar a defender. El equipo blanco, partido, sufrió mucho e incluso se puso por detrás en el marcador con otro gol a balón parado, de córner, obra del brasileño Marcelinho.

La diferencia de presupuesto y de historial fue suficiente para que el Real Madrid consiguiera tener ocasiones. Era obligado.

Cristiano, que primero falló un penalti, marcó el segundo que intentó para empatar el duelo. Ya en la segunda parte, la salida de Benzema por el mexicano Javier "Chicharito" Hernández dio otro aire a los blancos.

La movilidad del francés fue fundamental. Y también su acierto. Hizo el segundo y dio la victoria a sus compañeros.

Los blancos suman seis puntos de seis, tres más que el Liverpool y el Basilea, que se enfrentaron en Suiza con victoria de los segundos. El cuadro inglés cedió 2-0 y da ventaja al Real Madrid, líder indiscutible del grupo B.