En el municipio de Puebla, se cuenta con cinco plantas de tratamiento de agua, con una capacidad de 620 litros por segundo, pero se tratan 280 litros por segundo, es decir, poco menos de la tercera parte del total de su capacidad.

Así lo señaló la académica del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente (IIMA) Xabier Gorostiaga de la Ibero Puebla, María Eugenia Ibarrarán Viniegra, “las plantas de tratamiento son San Francisco, Atoyac sur, Parque Ecológico, Puebla Alseseca y Barranca del Conde”.

En una evaluación, dijo, salen bastante mal en posición, porque el problema es que solamente aplican tratamiento primario, es decir, solo quintan la materia suspendida y no se elimina lo biológico, que es el 35 por ciento del total.

Después de pasar por el proceso de tratamiento, dijo, el agua no queda de muy buena calidad y muy poca se reutiliza y lo demás se vierte al río y no se le da otro uso.

Recordó, “una de las ideas del tratamiento del agua es para poderla reutilizar, porque no dimensionamos que cada vez habrá menos agua”.

Lo cierto, aseveró, es que no funciona el sistema de tratamiento de agua para poder usarla, además se trata muy poca agua, “se trata muy poco”.

Ibarrarán Viniegra, dijo que, a nivel estatal, se tienen 108 plantas de tratamiento, de las cuales, 60 no brindan el servicio para las que se construyeron y solo 48 están en funciones, cuando es un tema bastante importante.

Muchas plantas de tratamiento se construyen y no tienen un uso completo”, además, hay muchas de ellas, que no está claro si están en operación.

La académica del IIMA de la Ibero Puebla, dijo que las plantas de tratamiento se construyen con recursos federales y estatales y requieren de una gran cantidad de recursos para ser operadas, “esa es una de las razones por las que se abandonan, además, no son funcionales y muchas se abandonan por los costos de operación”.

Por eso, las autoridades tienen que invertir, la federación y Estado lo hacen y a los municipios le corresponde la operación, “ese es un tema muy importante porque no les dan los recursos para operar y al no tener esos recursos no operan”.

Dijo, hay plantas que están en muy malas condiciones, sobre todo en la cuenca conformada por Puebla y Tlaxcala, que son obras entre 2008 y 2012, “no todas son muy viejas porque deben tener una vida útil de por lo menos 30 años”.

Ante eso, la investigadora de la Ibero Puebla alertó, “antes de pensar en construir más, hay que pensar en el inventario, hacer un verdadero inventario y ver si hay formas de convertirlas para que usen energía solar”, porque eso bajaría los costos de operación.

Lo lamentable, dijo, es que no existe compromiso de los tres órdenes de gobierno para impulsar plantas de tratamiento, porque no es un problema solo de Puebla sino de todo el país.

Recordó que, las zonas de emergencia ambiental son asociadas al agua y hay poca disposición a nivel federal y no sé si haya capacidad para resolver el problema.

A nivel estatal se firman acuerdos entre los gobiernos de Puebla y Tlaxcala, pero no queda claro lo que se ha hecho, “probablemente han hecho cosas, pero la ciudadanía no está informada”.

Por ejemplo, “a nivel municipal todo se ha ido en pleitos, si se privatiza o no se privatiza”, pero lo cierto, dijo, es que, quien vaya a operar el agua, tiene que cobrar la operación, no el agua, pero sí la operación porque no hay dinero que alcance y no hay de donde sacarlo, más que a través de los usuarios.