En el caso del asesinato de la activista Cecilia Monzón, que demandó a su expareja sentimental para cubrir los gastos de la hija en común, el hombre opta por la violencia económica, dijo Ana Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Ibero Puebla.
Por otro lado, afirmó, no es raro que pase estos asesinatos de mujeres cuando el sujeto es una persona conocida o la propia pareja de las víctimas.
“Ha existido esta violencia económica en términos de la pensión y de los alimentos esta responsabilidad que tiene diversa las paternidades, algo con lo que muchas mujeres tienen que pelear".
“Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral”.
Por eso, la violencia económica, usualmente se reproduce en el ámbito familiar, siendo una forma de control en contra de las mujeres; se muestra a través de la agresión producida por la persona que ostenta el dominio económico.
Pero, además, por medio de la manipulación para gestionar los gastos o la privación de recursos, lo que induce al aislamiento y la angustia por la satisfacción de las necesidades personales y/o familiares.
"Las que se divorcian y madres solteras enfrentan estas desigualdades de género que tiene que ver con las formas y como seguimos reproduciendo no solamente desde el Estado, sino también desde la sociedad esta idea de que las mujeres somos las únicas que tienen que estar cuidando de los hijos".
Ante eso, aseguró que tendrán que ser las responsables del cuidado, de la atención, del pago y demás necesidades que se presentan en el hogar, de manera cotidiana.
De acuerdo con SeMujer la violencia económica contra las mujeres transgrede directamente su acceso a oportunidades, bienes y servicios.
Es el resultado de la discriminación y advierte la presencia de otros tipos de violencia, como la física o la psicológica.
En México, la violencia económica contra las mujeres es un fenómeno naturalizado, derivado de condiciones sociales, prejuicios, estereotipos de género y de las condiciones socioculturales que marginan el acceso de las mujeres al ámbito público.
Contrario a eso, las confinan al trabajo en el hogar no remunerado y al espinoso acceso al mercado laboral.