De acuerdo con información del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Ibero Puebla, el 23.6% de las mujeres en México se han casado o viven en unión conyugal antes de cumplir los 18 años.
Desde el Observatorio, a cargo de la investigadora Ana Gamboa Muñoz, aproximadamente 15% de las mujeres jóvenes entre 15 y 19 años está casada actualmente y esta proporción se relaciona estrechamente con el nivel de educación alcanzado.
Ante eso, la investigadora de la Ibero Puebla destacó que el matrimonio y las uniones tempranas despojan a las niñas y a las adolescentes de su infancia, siendo una práctica nociva y una forma de violencia que vulnera sus derechos y les afecta en su salud, educación, integridad e incrementa la discriminación y la violencia contra ellas.
Entre las consecuencias directas se tienen el abandono escolar, el embarazo prematuro, la mayor morbilidad y la mortalidad materna, además de la transmisión intergeneracional de la pobreza y las limitaciones en las oportunidades a lo largo de sus vidas.
“Si bien el artículo 45 de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes establece que tanto las leyes federales y de las entidades federativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, establecerán como edad mínima para contraer matrimonio los 18 años, eso no se cumple”.
Y es que recordó que en algunos códigos civiles estatales se permite que las personas puedan casarse antes de los 18 años por determinación de un juez o una autoridad administrativa.
Sin embargo, recordó que, un video viral que lleva por nombre “la boda más triste de México”, evidenció como esta problemática sigue existiendo en distintas comunidades en el país.
De acuerdo con el OVSG de la Ibero Puebla, es indudable que, en este tipo de matrimonios, la niña o adolescente es la más afectada por su condición sexo genérica al ser objeto de cambio y de mercancía en este matrimonio forzado.
"Desde una concepción de la familia patriarcal, es el hombre, como el padre de la menor, quien realiza la entrega hacia otro hombre, el futuro cónyuge, de una mujer que forma parte de la propiedad privada simbólica por la que aboga la cultura de considerar al hombre como centro o protagonista de la historia o de la civilización. Una vez más, la virginidad de la adolescente o de la niña, se convierte en el valor de cambio para obtener un estatus social, económico o comunitario".
Por eso, en las estructuras elementales del parentesco, los hombres se relacionan entre sí a través de los signos y esos signos son las mujeres.
El matrimonio forzoso o servil es una forma de explotación en la trata de personas, “a nivel mundial, 15 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años de edad mientras que, en países de Latinoamérica, 1 de cada 4 niñas, dijo haberse casado antes de los 18 años".