La actualización de los Atlas de Riesgos es una necesidad y está en la ley nacional de protección civil, además que, eso lo hace una obligación para todos los municipios ante riesgos por contingencia por fenómenos meteorológicos o por el volcán.

Para el profesor de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP, Eduardo Ismael Hernández, es fundamental que todos los municipios tengan su Atlas de riesgo actualizado, algo que no sucede.

Para ello, dijo, pueden invertir en avances técnicos científicos, pero que los Atlas de Riesgos los hagan personas, dependencias u organismos que sepan hacerlos.

Y es que, señaló que, si le preguntan cómo andan en Tlaxcala, lo que se tiene es solamente una recopilación de información que no toman en cuenta datos reales o medidos a través de los sistemas de monitoreo.

Por eso, señaló que, ese es el primer paso que deberíamos dar, es decir, tener un sistema de monitoreo para muchos de los peligros que nos aquejan como sociedad, no solo por el volcán Popocatépetl, sino para sismos y deslizamientos de laderas.

Sobre la actualización del plan de emergencias, dijo el académico de esa casa de estudios, la respuesta la tienen las autoridades, como el reconocimiento de las rutas de evacuación para hacerla masiva y rápida, “porque sí hay condiciones en los caminos y la gente sabe cuáles son las rutas de evacuación”.

Ante eso, el académico de la UPAEP aclaró que, para la actualización de los Atlas de Riesgos no se necesitan inversiones extraordinarias, porque toda la información que emana tiene base técnica y científica.

“La UNAM que tiene el instituto de Geofísica y que tiene el sismológico nacional, ayuda a todos, ahí están los investigadores expertos en vulcanología”, por eso, no son inversiones grandes que necesita hacer el gobierno, ni federal, estatal, ni municipal para investigar los peligros y amenazas naturales a los que podemos estar expuestos.

Eduardo Ismael Hernández, aseguró que, otro tema que se debe poner atención es a los peligros asociados con el flujo piroclástico, que es una combinación de gases volcánicos o de vapor de agua que emanan del interior y están asociados con la cantidad de materiales que exhala el volcán.

Estos materiales, dijo, tienen un problema, que viajan a velocidad grande, se mezclan a través de las praderas del volcán que viajan a 100 o más kilómetros por hora.

“Estos flujos no llegan a distancias grandes, sino llegan a zonas cercanas al cráter del volcán y las comunidades que están cerca son las que pueden estar en riesgo si se presentara este tipo de peligros”.

Agregó, es el riesgo de la población ante la caída de cenizas, que es un tema de cuidado porque afecta la salud de las personas y la ceniza puede ser transportada a distancias considerables dependiendo de las condiciones climáticas.

Otro problema que puede dañar a las zonas cercanas son la presencia de lahares o lodos, dijo el académico de la UPAEP, porque se presentan cuando hay presencia del hielo que se descongela rápidamente ante la actividad eruptiva del volcán.