La industria editorial privada del país pierde hasta mil 500 millones de pesos anuales por dejar de imprimir los libros de texto gratuitos de la SEP federal, lo que representa alrededor del 15 por ciento de sus ingresos anuales.

Y es que, esos libros de texto gratuitos, desde el inicio del presente sexenio, ahora son impresos por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), con lo que, la industria editorial particular pierde alrededor de la mitad de sus ganancias, de acuerdo con el director del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI), Germán Molina Carrillo.

Desde esa comisión federal, en el presente sexenio, se encargan de la producción y distribución de los libros para el ciclo escolar 203-2024, lo que afecta los intereses económicos de la industria, de manera alarmante.

Ante eso, las pérdidas para la industria editorial serán millonarias, de ahí, las descalificaciones de a derecha, el PAN, la Unión Nacional de Padres de Familia y los empresarios del ramo editorial en contra de los contenidos de los libros de texto gratuitos.

El tema se resume al empresario Claudio X. González, quien es partidario de la privatización de la educación, con la idea de que los padres de familia puedan elegir la escuela en la que van a formar a sus hijos.

Asimismo, por el enorme gasto que consideró, implica para el país sostener la educación pública que todavía padece deficiencias y es objeto de control político del magisterio y de los gobernantes en turno y que representa una enorme inversión.

Desde la 4T, defensora de la Nueva Escuela Mexicana, lo que busca el empresario Claudio X. González, es evitar la divulgación del conocimiento en beneficio del progreso, apoyado por la derecha que representan el PAN y la Unión Nacional de Padres de Familia.

Ambas organizaciones, dijo Molina Carrillo, han mantenido históricamente oposición a la educación pública y se niegan a cualquier perspectiva progresista en las aulas, al grado de mantener un rechazo a la educación sexual integral, a la laicidad y a los enfoques científicos que se oponen al fundamentalismo católico.

Además, dijo que, desde la derecha también se oponen a la crítica al sistema económico mundial vigente y a todas las modalidades de tolerancia y de solidaridad de la actualidad.

Por eso, es cierto que los libros de texto gratuitos pueden tener errores, pero eso no sería la primera vez, dijo Germán Molina, por eso, consideró necesario conocer la opinión de los expertos en educación y de los maestros que son los que van a trabajar los libros.

“Son los maestros los que van a determinar el uso de los libros en las aulas dentro de su planeación, quienes, por cierto, también están obligados a utilizar otras obras complementarias para sus clases”.

Lo que debe prevalecer en esta lucha entre la 4T y los opositores, es el interés superior de la niñez y su derecho a recibir una educación de calidad que les permita los conocimientos básicos para que puedan cursar estudios profesionales y emplearse, sentenció.