Rumbo a la realización del proceso electoral del 2 de junio de 2024, se observa que vende más hoy el progresismo que el modelo conservador por el tipo de sociedad que tenemos.

Para el analista político del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI), Cristopher Mejía Rosas, el progresismo en la actualidad, en cualquier región de América Latina, es el que tiene mayor presencia y notoriedad en propuestas de políticas y públicas y de ofertas de las campañas políticas.

Ante eso, alertó que, el discurso conservador, si pensamos en priorizar preceptos o moralidades religiosas, ha quedado en segundo término, porque la sociedad ya no relaciona el modelo político con la religión.

Sin embargo, aclaró, si pensamos en un discurso liberal que atenta contra la presencia del Estado y que busca una liberalización del mercado por encima de cualquier intervención estatal, eso puede pegar en la intención del voto.

“Es un discurso en el que sí hay sectores empresariales y tecnócratas que les atrae porque es una identidad de ese sector”.

El académico de esa institución dijo que eso ha sido la debilidad para el Estado de Puebla porque no tienen esa capacidad discursiva y aparte porque una parte del empresariado también ha sido cooptado por el partido hegemónico.

Por eso, también en ámbitos federales habrá que ver cuáles serán las negociaciones o acuerdos del empresario Claudio X. González con la candidata opositora Xóchitl Gálvez, “entonces eso será un proceso muy importante de observar, de ver si el discurso del sector privado empezará a posicionarse en el escenario político y en visiones discursivas”.

Hay que destacar que el discurso progresista reitera en las ideas avanzadas, audaces y modernas, que se vinculan a los partidos políticos y movimientos que defienden ese tipo de pensamientos y doctrinas.

Además, el progresismo no es una ideología concreta, sino una tendencia, porque aquello que se considera avanzado es subjetivo, por eso, la propia noción de progresismo suele ser debatida e incluso posturas contradictorias entre sí pueden formar parte de lo que se entiende como progresista.

Está asociado a políticas dirigidas a promover la redistribución de la riqueza y se relaciona con la construcción de un Estado presente en la vida cotidiana de la sociedad que ofrece servicios públicos de calidad y garantice ciertos derechos a todos los ciudadanos.

Por su parte, el conservadurismo es un término que refiere a las doctrinas, tendencias u opiniones que tienen por fundamento la creencia en un orden, ley o derecho natural y que se apega a las tradiciones y costumbres mientras resiste a los cambios políticos.

Lo que pretende, es conservar el “statu quo” y por consecuencia, suele oponerse a las políticas progresistas, a las que comprenden como amenaza el orden establecido.

“Suele estar justificado sobre la base de valores religiosos y familiares, así como a partir de las tradiciones, por lo que, se asocia a ciertos movimientos de derecha o centro derecha”.