Tuvieron que pasar exactamente 362 años para que el ahora beato Juan de Palafox y Mendoza regresara a Puebla, como lo quiso antes de morir en España en el siglo XVII, pero que hasta el siglo XXI se le cumplió su última voluntad.

A las 5:30 horas fue la recepción de los restos reliquias del beato en San Miguel del Milagro, luego con 30 minutos de retraso —estaba programada a las 6:30 horas— se realizó la recepción, concelebración y veneración de los restos reliquias en la Capilla Real de San Pedro Cholula.

En punto de las 6:41 horas empezaron a repicar las campanas de la iglesia cholulteca para recibir al recién nombrado beato por el papa Benedicto XVI.
Casualmente los restos llegaron junto con los primeros rayos de sol, depositados en una urna o arca enorme dorada con un par de ángeles, que fue cargada por religiosos vestidos de blanco, quienes a paso lento arribaron a la afamada iglesia cholulteca.

Desde muy temprana hora decenas de fieles esperaron en las calles de San Pedro Cholula y Puebla para recibir al noveno arzobispo de Puebla, sin importar la llovizna que cayó durante la madrugada, lo que bajó la temperatura.

No faltaron los llantos, sobre todo de personas de edad avanzada, quienes con cohetes en el atrio, rezos, cánticos religiosos, aplausos y porras recibieron a Juan de Palafox y Mendoza.

Los que no podían faltar fueron los vendedores ambulantes, quienes vendieron desde banderines, medallitas, oraciones, mascadas, la carta pastoral hasta playeras conmemorativas de Juan de Palafox y Mendoza, como si se tratara de cualquier estrella de rock.

Los vendedores optimistas afirmaron que venderían más de 2 mil productos, ya que no solo se iban a quedar en Cholula, sino se trasladarían al centro de la capital del estado donde serían recibidas al mediodía en Catedral por el arzobispo de Puebla.

Luego de una misa en la Capilla Real de San Pedro Cholula oficiada por el párroco Rafael Amador Tapia Zúñiga, quien ensalzó los logros del beato, sobre todo de su protección hacía los indígenas del siglo XVII, partieron sus restos-reliquias rumbo al Puente de México.

En este lugar se suspendió la ceremonia solemne y religiosa en el llamado Puente de México, donde haría su entrada triunfal a Puebla capital, donde el beato partiera hacia España en 1649 luego de haber vivido durante nueve años.
En este punto, hace 362 años fue despedido por una comitiva poblana y ahora fue el primer lugar donde retorna triunfal a Puebla, aunque fueron pocos los fieles que lo esperaban por lo que se decidió posponer la ceremonia.

Además, ya no se hizo ninguna parada como estaba programada debido al retraso de la comitiva, por lo que solo el Consejo Diocesano para el Apostolado de los Laicos (Codal) decidió continuar la procesión rumbo a Catedral.

Mientras tanto, la explanada adjunta al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, mejor conocida como “La Villita”, en avenida Reforma y 13 Norte, ya se preparaban cientos de fieles para venerar los restos del beato, sobre todo personas de la tercera edad.

Posteriormente la comitiva partiría en otra procesión con un recorrido sobre Reforma hasta la 16 de septiembre llegando a Catedral, traslado que se haría en el Papamóvil encabezado por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa.

Para las 10:00 horas, miles de feligreses empezaron a ocupar las sillas que se colocaron en el atrio de Catedral para la misa solemne del mediodía en la que se daría la bienvenida histórica a Juan de Palafox y Mendoza en el recinto que terminó de construir hace más de 3 siglos y medio.

Cientos de fieles también se colocaron en las orillas de las calles esperando ver los restos, desde “El Gallito” hacia la Catedral ubicada a más de cinco cuadras.

Se colocaron a lo largo de la avenida Reforma con globos y banderines con la imagen del beato, además los balcones de los viejos edificios fueron ocupados para ver mejor el Papamóvil, donde se colocó el arca dorada, resguardada por los Caballeros de Colón.

El traslado lo encabezó el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinoza, quien caminó junto Papamóvil que utilizó en 1979 Juan Pablo II, y una vez a escasos metros de la Catedral, a las 11:05 horas, inició el repique de campanas como señal de júbilo.

A esa misma hora inició la recepción y misa solemne en la Catedral poblana oficiada por el arzobispo de Puebla y posteriormente se depositaron las reliquias en el recinto que terminó de construir el ahora beato hace más de tres siglos y medio.