Los ensayos realizados por los doctores John Radcliffe y Peter Rothwell, investigadores de la Universidad de Oxford, que esta revista había ya difundido con anterioridad, probarían que la ingesta diaria de una dosis baja de aspirina puede reducir el riesgo de aparición del cáncer e incluso detener su propagación, de acuerdo a tres nuevos artículos que The Lancet publicó este miércoles.
 
Rothwell y Radcliffe ya habían comunicado que sus estudios probaban que el tratamiento diario con aspirina durante alrededor de 10 años reduce el riesgo de contraer cáncer de colon y de recto.
 
Ahora, en el primero de los tres artículos, sostienen que estos efectos se verificarían también a más corto plazo: luego de 3 años de toma diaria de aspirina, el riesgo de padecer cáncer se reduce en un 25% en las mujeres y en un 23% en los hombres. El riesgo de muerte se redujo en un 15% y en un 37% en aquellos que ingirieron aspirina por más de 5 años.
 
Los otros dos artículos se refieren a la metástasis: la aspirina reduciría en un 48% la posibilidad de propagación del cáncer a otros órganos.
 
Según estos profesionales, la aspirina sería particularmente eficaz contra el cáncer colonorectal y de esófago. Esto, lógicamente, suscita polémica, ya que otros especialistas recuerdan que el ácido acetil salicílico es un anticoagulante y que por lo tanto aumenta la probabilidad de hemorragias internas.
 
Todos los datos y conclusiones brindados por Rothwell y Radcliffe provienen de los estudios hechos en 51 pacientes con riesgo coronario que ingirieron bajas dosis de aspirina precisamente para prevenir ataques y derrames.
 
La propiedad de la aspirina de prevenir metástasis se relaciona con sus efectos sobre las plaquetas, elementos de la sangre que intervienen en la coagulación y cuyo rol en la propagación del cáncer fue confirmado en estudios con ratones hace ya más de 40 años.
 
Rothwell aseguró que la propiedad de la aspirina de evitar la propagación del cáncer podría revolucionar los tratamientos: "Hasta ahora, no se ha visto que ninguna droga reduzca la metástasis; esto abre un área terapéutica completamente nueva".
 
Pero, como se dijo, este efecto anticoagulante de la aspirina puede ser, a la larga, contraproducente ya que incrementa las probabilidades de hemorragias internas de estómago, intestinos y cerebro.
 
Ahora bien, Rothwell considera que ya "es tiempo de agregar la prevención del cáncer en el análisis del balance entre riesgos y beneficios de la aspirina". Hasta ahora, en la cuenta del haber sólo se incluía la prevención de accidentes cardiovasculares.
 
"Esta investigación muestra realmente que el beneficio en materia de cáncer es mayor, si no mucho mayor, que los beneficios en materia de prevención de derrames cerebrales e infartos. Esto cambia drásticamente la ecuación".