La ciudad de Puebla está en riesgo de reproducir el caos vial que se vive diario en el Distrito Federal por descuidos en el transporte público, falta de reorganización y fomento al uso masivo de automóviles y ahora con el Metrobús.

Así lo aseguró Gerardo Moncada, coordinador de Transporte Eficiente de la organización “El Poder del Consumidor”, al señalar que la línea uno del Metrobús no es importante en la demanda de usuarios. Dijo y coincidió con más especialistas que la ruta no cubre zonas centrales de la ciudad ni tiene planeación integral con otras líneas proyectadas.

Dijo que el Metrobús debería estar proyectado para 300 mil usuarios y la de Puebla, por no tocar puntos importantes en demanda, apenas llegará a los 110 mil pasajeros por la zona que cruza. El especialista recordó que durante todo el sexenio de Rafael Moreno Valle tienen programadas tres líneas, que serán insuficientes, ya que Puebla necesita al menos 15 para prestar un servicio “regular”. Por lo tanto, insistió en que dichas rutas deberían pasar por troncales con alta demanda y no por zonas de poca movilidad, como la que actualmente construyen.

Cabe recordar que la ruta cruzará la ciudad de Puebla desde Chachapa —junta auxiliar de Amozoc— hasta la comunidad de Tlaxcalancingo, ubicada en San Andrés Cholula. Un estudio de la Secretaría de Seguridad Pública y Transporte Municipal (ssptm) destaca sus deficiencias, hasta la falta de un proyecto ejecutivo e incluso hace recomendaciones a las autoridades estatales para evitar problemas. 

También cabe recordar que Javier Ramírez Sánchez, catedrático de Arquitectura de la UPAEP y urbanista, señaló que la ruta que se construye desde septiembre, que pasa por diagonal Defensores de la República, bulevar Atlixco y Zavaleta, no era la más necesaria para la ciudad.

Señaló que todo parece indicar que el gobierno de Rafael Moreno Valle optó por esta ruta por ser la más fácil, con menos dificultades de construcción y que le garantizaba terminarla pronto. De esta forma, fue dejado a un lado la zona de la 11 Norte-Sur, donde —al parecer del especialista en urbanismo— se necesitaba mucho más y ahora solo generará conflictos viales en dónde no los había. Aunque señaló que el proyecto de Metrobús si hace falta a Puebla, no será la solución a la grave problemática de transporte público en la zona metropolitana.

“Tiene que verse como un sistema que no va a sustituir al sistema actual. No es un sustituto, sino que debe complementar el transporte colectivo, pero debe reestructurarse el sistema de transportes sino puede causar más conflicto.

”Era más importante la ruta 11 Norte-Sur, donde todo el mundo sabe que es dónde mayor afluencia de pasajeros hay, esa es más importante de la que están construyendo actualmente.”

—¿Porqué toman la decisión de construir en esa ruta?

—Porque les da más facilidades de construcción en cuestión de infraestructura, se les hace más rápido y obviamente al gobierno le interesaba dar resultados pronto.

 

En este mismo tenor se pronunció Javier del Castillo, presidente del Grupo Repaso y Sociedad en Movimiento, quien ante medios de comunicación criticó la construcción del Metrobús en las vialidades que se está haciendo. Manifestó que una vez que funcione, los embotellamientos serán “el pan de cada día”, porque los automóviles no podrán circular en ese carril especial y sólo tendrán una pequeña zona para miles de vehículos. Al igual que el urbanista de la upaep, señaló que el metrobús debería haber circulado por la 11 Norte-Sur, donde existe mayor cantidad de pasajeros y mayor conflicto vehicular con las rutas del transporte público.

A nombre de la Red de Participación Social (Repaso), Sociedad en Movimiento y Biosfera, argumentó que la obra acorta 30 por ciento de la capacidad de las vialidades por donde se realiza y no se sabe si realmente beneficiará a las zonas donde cruza. Reconoció que no se oponen a la construcción del Metrobús, sin embargo el sistema deberá responder para desahogar la circulación y no generar “cuellos de botella” como pronostican.

Indicó que existe hermetismo sobre los proyectos ejecutivos o estudios de impacto, lo único que tiene claridad es que tratan de modernizar al transporte de Puebla, pero debe ir acompañado de un estudio de los efectos, dijo. Al respecto, los organismos civiles se han pronunciado por mayor información, ya que no tomaron en consideración a los habitantes de las colonias y unidades habitacionales que afectadas por las obras. Ni siquiera se sabe, coincidieron en señalar, los efectos que tendrá en la vialidad cuando entre en operaciones el nuevo servicio de transporte, por la longitud y amplitud del corredor de concreto hidráulico en proceso.

“La circulación sufrirá la restricción de dos carriles, con lo que a futuro se advierte que se incremente de manera exorbitante el tráfico en esas arterias, que tendrán que estrechar su espacio.”

Javier del Castillo señaló que además de reducir los carriles de una importante vialidad no se podrá dar vuelta a la izquierda y lo peor es que no se conocen los retornos, lo que habrá de generar peores congestionamientos, pérdida de tiempo y quema de combustible.

“La obra está lejos de ser una solución a la movilidad de Puebla”, dijo al sentenciar —como los especialistas universitarios— que debió construirse en la 11 Norte-Sur, que sigue siendo el eje principal de movilidad de los poblanos.